La ciencia confirma que tanto los eventos astrofísicos como los experimentos en aceleradores de partículas son clave para comprender de dónde venimos.

Científicos del experimento ALICE, parte del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en el CERN, anunciaron un descubrimiento fascinante: la formación temporal de núcleos de oro a partir de núcleos de plomo durante colisiones ultra-periféricas. Este logro, aunque efímero y subatómico, representa un hito al simular procesos que, a escalas astronómicas, dan origen a elementos pesados en el Universo.
En estas colisiones, los núcleos de plomo no se tocan directamente, pero sus campos electromagnéticos interactúan intensamente, generando un “baño” de fotones. A través de este intercambio masivo de luz, se logran reacciones nucleares que arrojan pistas sobre la síntesis de elementos como el oro, acercando a la ciencia a comprender procesos que usualmente se dan en condiciones extremas del cosmos.
Si bien las estrellas como el Sol producen energía a gran escala, los aceleradores de partículas como el LHC consiguen, a nivel de partículas individuales, energías superiores a las que ocurren en sus núcleos. Sin embargo, fenómenos como las supernovas y, ahora sabemos, los magnetares, superan incluso estos niveles.
Desde 2017 se sabe, gracias a telescopios y observatorios como LIGO, que las colisiones entre estrellas de neutrones generan elementos pesados como uranio, platino y oro. Pero nuevas investigaciones sugieren que esto no basta para explicar su abundancia. El 29 de abril de 2025, científicos de la Universidad Estatal de Ohio publicaron una investigación en The Astrophysical Journal Letters en la que concluyen que los magnetares, una clase de estrellas de neutrones con campos magnéticos extremadamente intensos, también participan en la creación de estos elementos.
Estudiando una llamarada extrema ocurrida hace 20 años —SGR 1806-20—, encontraron evidencia de que la energía liberada y la desintegración radiactiva observadas coincidían con las predicciones del proceso de captura rápida de neutrones (proceso r), un mecanismo mediante el cual núcleos atómicos atrapan neutrones a gran velocidad antes de que puedan desintegrarse, creando elementos pesados.
Este proceso r, que ocurre tanto en explosiones de supernovas como en colisiones estelares, y ahora probablemente también en magnetares, es el que da forma al oro, al platino y otros elementos raros y valiosos del cosmos.
La importancia de estos descubrimientos no es solamente química o física. Nos conecta con algo mucho más profundo: cada átomo de oro en nuestros cuerpos, joyas o dispositivos electrónicos proviene de una catástrofe cósmica que ocurrió hace miles de millones de años. La evidencia científica indica que no hay un diseño perfecto detrás de esto, sino una combinación azarosa —y a la vez ordenada— de fuerzas físicas y eventos violentos que esculpen el universo.
Así, mientras el CERN simula estos procesos en el laboratorio, el Universo los ejecuta a escalas colosales, recordándonos que lo que somos y lo que poseemos es, literalmente, polvo de estrellas.