En el México contemporáneo, las ciudades presentan una responsabilidad inherente al cambio climático ya que son estas las que más impacto tienen en la huella ecológica en los entornos naturales, fenómeno que debe convertir en una adaptación del contexto sobre el cual se edifican para inhibir el impacto ecológico.
Las ciudades se convirtieron en un ente que crece, se transforma y evoluciona a favor de las perspectivas políticas, sociales, culturales y sobre todo ambientales ya que las expansiones urbanas, hasta cierto punto desorganizadas, vuelven a las localidades como un foco de riesgo ante los cambios climáticos, fenómenos naturales y zonas no aptas para el hábitat de las personas producto de la mala organización en el aumento de la mancha urbana.
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Ante esta fragmentación, entre el entorno y lo construido en la actualidad, se cuestiona ¿Cómo debe diseñarse las ciudades ante las condiciones del medio natural?, cuya respuesta quizás toque un punto crítico en la reformulación deldiseñar y construir arquitectónicamente las ciudades. Si bien se han elaborado políticas públicas de Ciudades sostenibles, lo cierto es que, desde principios del siglo XXI, en todo el mundo se ha enfatizado las normativas sobre el diseño y construcción de los edificios, lo cual debe cuestionarse que para mitigar verdaderamente la huella ecológica se debe considerar el Ciclo de Vida de los los edificiosen las ciudades, desde la construcción, pasando por su uso y su derribo final.
Ante un escenario donde la construcción en las ciudades repercute y contribuye al 23% de la contaminación atmosférica, 40% de la contaminación del agua potable y 50% de residuos en los vertederos, la concepción de la edificación ya no permea solo en plantear una arquitectura sostenible, arquitectura ecológica o arquitectura biofílica, sino que se debe repensar y entender como una arquitectura circular con impacto en los fenómenos ambientales y socioeconómicos.
Al explorar en México el grado de asecho en el medio natural se reconoce que la misma arquitectura ha propiciado intentos por mitigar el riesgo ecológico y con ello acentuar una reformulación en el diseño arquitectónico como una salida o vía para mejorar las condiciones ambientales. Con esto no se trata sólo de hacer un edificio inteligente y sostenible al cual se le pueda medir el impacto de la huella ecológica, la cantidad de consumo, el costo de producción y transporte, entre otros, si no repensar una perspectiva robustecida en la generación de una Arquitectura Circular que personifique y configure la interpretación de la Economía Circular como un modelo que critica, cuestiona y propone una visión cíclica en el transporte, edificación, consumo y desechos de elementos en las ciudades y coloque al sector de la construcción, que es uno de lo más contaminantes y de los que generan más residuos en el planeta, en una ardua actividad de reutilización, reciclaje y reducción de desechos en materiales y en cada parte de los edificios nuevos, construidos y abandonados para lograr una heterogeneidad en cada manzana de las ciudades, por lo que el pensamiento de una arquitectura circular en las ciudades debe entenderse como un modelo de producción y de consumo que implique compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales en las construcción.
Esta perspectiva circular permitirá a los gobiernos eficientizar y optimizar el impacto de las ciudades con un consumo y producción responsable, como lo dicta el punto 12 de los objetivos y metas de desarrollo sostenible de la ONU, por lo que la arquitectura circular, como respuesta al impacto de las ciudades en el ambiente, es una reformulación y un argumento válido que materializa el ciclo de las edificaciones para mantener procesos de transformación de edificios para mitigar la huella ecológica.