Rusia va por la ‘familia tradicional’; prohibirá la promoción de una vida sin hijos

Los legisladores afirmaron que la ley no prohibirá la decisión de una mujer de negarse a tener un hijo, sino que su objetivo es suprimir el contenido ‘destructivo’ que pueda influir en dicha decisión.

Los diputados rusos adoptaron el jueves en primera lectura una legislación que prohíbe promover una vida sin hijos, con el telón de fondo de una crisis demográfica que se ha empeorado con el conflicto en Ucrania. La normativa fue adoptada por unanimidad, según una retransmisión en directo del voto en la Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso. El proyecto de ley aún debe ser votado en segunda y tercera lectura.

“Una familia fuerte ha sido proclamada valor tradicional” en Rusia en 2022, subrayan los autores del texto en una nota explicativa. 

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Entre los que firmaron el proyecto figuran la presidenta del Consejo de la Federación (Cámara Alta), Valentina Matvienko, y el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin.

Volodin aclaró la ley no se referirá a la decisión de una mujer de negarse a tener un hijo, sino que su objetivo es suprimir el contenido destructivo que pueda influir en dicha decisión.

Según ellos, varias comunidades y grupos en línea promueven este modo de vida e increpan a “los que se dan cuenta de su necesidad de ser madre o padre”. Los autores defienden, por ende, “crear un mecanismo de defensa de los valores tradicionales” y proponen prohibir la promoción de modos de vida sin hijos en internet, medios, películas y comerciales. Volodin, que presentó la iniciativa a finales de septiembre, una persona física se enfrentaría a una multa de 400 mil rublos (unos 4 mil 100 dólares / 82 mil 240 pesos mexicanos), un funcionario el doble y una persona moral a cinco millones de rublos (51 mil dólares).

“No debe haber propaganda que presione a las mujeres para que tomen la decisión de tener un hijo. Es lo que ocurre en Estados Unidos y Europa”, aseguró Volodin en Telegram tras el voto. 

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha hecho de la defensa de los llamados valores “tradicionales” una de sus políticas, en oposición a lo que denuncia como la “decadencia” occidental. Desde su llegada al Kremlin en 2000, el dirigente se ha fijado como prioridad frenar la crisis demográfica de Rusia, una herencia de la era soviética, pero nunca lo ha conseguido.