La muestra, que se inauguró en la Courtauld Gallery, reúne cuadros realizados entre 1899 y 1901 que tienen como protagonista a la niebla del río Támesis
El pintor francés Claude Monet amaba Londres y estaba fascinado por su famosa niebla, que creaba una luz misteriosa, reflejada en sus obras sobre la ciudad, que se exhiben por primera vez en la capital británica.
El artista impresionista, cuyas obras se podrán visitar en la exposición Monet y Londres. Vistas del Támesis, en la Courtauld Gallery, del 27 de septiembre de 2024 al 19 de enero de 2025, viajó tres veces a la capital británica, donde permaneció largas temporadas, entre 1899 y 1901.
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Londres era entonces la ciudad más poblada del mundo y un importante centro industrial.
Monet quería pintar los “efectos de la niebla sobre el Támesis” y crear una serie de obras sobre el río. El pintor se alojó en el Hotel Savoy, desde donde tenía una vista impresionante de los puentes de Waterloo y Charing Cross. Para pintar el Palacio de Westminster, sede del parlamento británico, se situaba en una terraza del hospital Saint Thomas.
Cada día encuentro Londres más hermoso para pintar”, escribió el pintor francés a su nuera en 1900.
En otra carta a su esposa, hablaba del clima cambiante y de su fascinación por los efectos producidos en el Támesis.
En 1901, describió a un periodista estadunidense la niebla que “adquiere todo tipo de colores”. En el cuadro, Charing Cross bridge, apenas se distingue la silueta de dicho puente, sobre un fondo amarillo, debido a las emisiones de azufre. Esa pintura se le dio como regalo al exprimer ministro Winston Churchill en 1949 por su agente literaria.
La estación favorita de Claude Monet en Londres era el invierno, cuando “la niebla se mezclaba con la contaminación, el humo de las fábricas y todas las partículas del aire”, explica Karen Serres, comisaria de la exposición.
Lo que también le gustaba a Monet era el momento en que las nubes se abrían un poco y un rayo de sol iluminaba el Támesis”, añade la comisaria.
Tras sus estancias en Londres, Monet regresaba a Giverny, al norte de París, con decenas de cuadros por completar en su estudio.
En 1904 se expusieron en París unas cuarenta pinturas del pintor, con Londres como protagonista. Monet hubiera querido organizar esa muestra en la capital británica, pero fue imposible ya que el artista fue víctima de su éxito y sus cuadros se vendieron demasiado rápido.