Soberanía, T-MEC y las “preocupaciones” del Embajador

Sin lugar a dudas el Embajador Ken Salazar se excedió -por decir lo menos- y faltó a la prudencia, una de las virtudes fundamentales que debe tener cualquier diplomático en el Mundo, al hacer los señalamientos del jueves pasado en torno a un asunto que solo es competencia de l@s mexican@s: La Reforma al Poder Judicial en México. “Saying and doing the right thing at the right time” es un dicho inglés que ilustra con claridad lo que debe ser la conducción de los representantes de países extranjeros en otras naciones y eso parece habérsele olvidado al representante de Estados Unidos de América en México. Es por ello, que tod@s l@s mexican@s, sin distingos de partidos políticos e ideologías, debemos de respaldar al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; a la Presidenta Electa, Claudia Sheinbaum Pardo; y al futuro Secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubon, en sus posicionamientos nacionalistas frente a las intenciones injerencistas del exterior que atentan contra nuestra soberanía nacional.

Recordar que es nuestra soberanía el valor más importante que debemos defender unid@s tod@s l@s mexican@s es vital porque es la esencia de nuestra nacionalidad y es a partir de la soberanía como podemos tomar nuestras propias decisiones (a favor de nuestros intereses) con independencia del exterior. Es a partir de ser un país soberano que podemos trazar las rutas de construcción de nuestro destino y es sobre la base de nuestra soberanía que ocupamos un lugar en el mundo con nuestra propia identidad y cultura; por tanto, salvaguardar el respeto a nuestra soberanía es esencial para que seamos l@s mexican@s los que definamos hoy las instituciones que necesitamos para el futuro que queremos mañana.

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Preguntarnos si son válidas las “preocupaciones” externadas en las declaraciones del Embajador del país que es primera potencia económica mundial y que es nuestro principal socio comercial en torno a la Reforma al Poder Judicial Mexicano es importante y, sin duda, sus opiniones tienen sus sustentos, pero para nosotros como mexicanos resultan irrelevantes frente al hecho querer meterse en nuestra vida institucional interna. Lo relevante de las declaraciones de Ken Salazar es que exhiben la intencionalidad de influir abiertamente en un asunto que solo compete a l@s mexican@s procesar, analizar y decidir. El Embajador de Estados Unidos expresó el jueves pasado que estas reformas son “un riesgo para la democracia” y pueden ser una “amenaza” a la relación comercial entre ambos países, además de que, a su decir, pueden abrir una puerta al poder del narcotráfico para influir en el sistema legal de México. Si bien es cierto todas sus opiniones son debatibles y podemos argumentar, por ejemplo, que cómo es posible que el representante del país number one (número uno) que promueve la democracia a nivel global considera que un proceso de elección democrática de jueces, magistrados y ministros puede atentar contra la democracia (¿?). En esa misma línea de reflexión podríamos preguntarnos por qué el cambió de postura del Embajador Salazar si la semana pasada (16 de agosto) había declarado que la Reforma tenía puntos muy positivos como el de fijar plazos para desahogar los asuntos en los tribunales, reducir el número de ministros de la Suprema Corte y fortalecer el cuerpo disciplinario del Poder Judicial y ahora resulta que para el mismo personaje la Reforma es una “amenaza” a la relación comercial (¿?). Lo que los inversionistas quieren de México y de cualquier país en el planeta es que haya certidumbre jurídica y que sus dineros estén seguros. Por último, en cuanto a las “preocupaciones” del Embajador en torno a la posible injerencia del narcotráfico en las estructuras de la impartición de la justicia mexicana, y sin dejar de reconocer una realidad innegable de riesgo, lo que hay que recordar es que estamos a punto de entrar en la etapa de revisión del T-MEC, a cargo de Marcelo Ebrard, y por tanto lo que no hay que dejar de observar es que ese asunto puesto en boca de cualquier diplomático debe ser interpretado en su magnitud política porque al voltear la vista a la historia veremos que ese tema ha sido usado en la mesa de negociaciones para vulnerar a las instituciones nacionales e intentar debilitarlas para lograr mejores condiciones para sus intereses y no para los nuestros. Entonces, resulta muy importante recordar que la soberanía nacional o externa se refiere a que el Estado Mexicano es independiente de otros Estados (incluyendo Estados Unidos de América) y que no está sujeto a otras autoridades (incluyendo las de nuestro vecino y socio comercial del norte).

Finalmente, y en cuanto a la Reforma al Poder Judicial mexicano, es útil plasmar el contenido del Artículo 39 Constitucional que a la letra dice que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Sobre esa base es sobre la que camina la Reforma al Poder Judicial y será para fortalecer a nuestras instituciones y para dar certidumbre jurídica a las inversiones porque de lo que se trata es de mejorar el funcionamiento del aparato judicial y de que haya justicia para todos.