Alertan sobre los riesgos de la operación estética que cambia el color de ojos

El procedimiento es irreversible y no existe suficiente evidencia científica que garantice su seguridad

La moda de cambiar el color de los ojos por razones estéticas ganó popularidad en los últimos años, sin embargo, esta práctica llamada queratopigmentación conlleva serios riesgos para la salud ocular.

Según expertos en oftalmología, no existen pruebas científicas que avalen su seguridad y, además, puede comprometer la capacidad de realizar futuras intervenciones necesarias, como el tratamiento de cataratas o el desprendimiento de retina.

José Antonio Gegúndez, secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), califica esta intervención como una operación “sin sentido común”. La técnica consiste en tatuar la córnea para cambiar el color de los ojos.

“Se trata de hacer un túnel anular con un láser especial en el espesor de la córnea y luego introducir un pigmento de un color determinado, respetando la zona central de la pupila”, explica Gegúndez a EFEsalud.

Los riesgos de la queratopigmentación
La córnea es una lente cuya transparencia es esencial para el correcto funcionamiento del ojo. No solo nos permite ver, sino que también posibilita a los oftalmólogos examinar el interior del ojo hasta la retina, así como realizar algunas cirugías. Pigmentar la córnea para cambiar el color de los ojos la hace más opaca, lo que limita la capacidad del oftalmólogo para realizar intervenciones necesarias.

El pigmento introducido en la córnea para cambiar su color queda alojado de manera permanente, aunque puede experimentar cambios en su tonalidad con el tiempo, similar a un tatuaje en la piel.

El procedimiento es irreversible y no existe suficiente evidencia científica que garantice su seguridad. Se han documentado casos de infecciones graves de córnea y descompensación corneal, lo que puede llevar a la pérdida definitiva de la transparencia de la córnea y requerir un trasplante.

Gegúndez advierte que estas complicaciones pueden dificultar seriamente futuros examenes o intervenciones quirúrgicas.

“Si una persona se pigmenta la córnea y en el futuro necesita un examen de su retina periférica, será prácticamente imposible verla. Además, si necesita someterse a una cirugía de cataratas o glaucoma, el riesgo de complicaciones es alto porque el cirujano no podrá visualizar bien la zona a intervenir”, señala el secretario general de la SEO.

Impacto en la práctica médica
Gegúndez critica duramente a los oftalmólogos que realizan estas cirugías, señalando que se arriesgan a enfrentar conflictos legales y deontológicos. “Los oftalmólogos deben cumplir con el código deontológico de la profesión médica, cuyo principio fundamental es no causar daño. Para ello, es necesario contar con estudios científicos que respalden la seguridad del procedimiento, y actualmente no existen tales estudios”, concluyó en su entrevista con la agencia EFE.