En Ohio, Estados Unidos, una mujer fue condenada a pasar al menos nueve años en prisión tras ser declarada culpable de homicidio involuntario por la muerte de su hija de cuatro años. La niña, que padecía diabetes, falleció después de ser alimentada con refresco, lo que condujo a complicaciones mortales.
Tamara Banks, de 41 años, se declaró culpable del homicidio involuntario de su hija Karmity, quien falleció el 25 de enero de 2022 en el Centro Médico Infantil de Cincinnati. Según los informes judiciales, Banks y el padre de la niña, Christopher Hoeb, no prestaron la debida atención a la nutrición de la menor.
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Los padres de la menor, Karmity, conocían de la condición diabética de la menor, pero diluían leche en polvo en refresco para alimentarla.
El consumo excesivo de refresco por parte de Karmity tuvo consecuencias devastadoras. El azúcar contenido en la bebida dañó sus dientes gravemente y fue un factor clave en su muerte, que se atribuyó a cetosis diabética y a un daño cerebral irreversible causado por la misma afección.
El día del fallecimiento de Karmity, su madre no la llevó al médico hasta que la niña mostró signos graves de deterioro, como ponerse azul y perder los signos vitales.
“Es difícil ser un buen padre, pero esperas algo más incluso en los padres mediocres, todo mundo debería esperar más. No saber qué hacer ante circunstancias difíciles no es una excusa”, expresó el juez Victor Haddad al emitir su veredicto.