Empate en la elección presidencial. Preludio de conflicto

En México la elección presidencial está decidida y por mucho a favor de Claudia Sheinbaum Pardo; puntos más o puntos menos, la candidata de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia” (Morena, PVEM y PT) se perfila como la inevitable ganadora de las elecciones del próximo 2 de junio. Si bien es cierto Claudia Sheinbaum asumirá el cargo el 1 de octubre, es de vital importancia ponerle un ojo a lo que pasa en la elección presidencial que se lleva a cabo en el territorio de nuestro vecino del norte, Estados Unidos de América, porque la relevancia de nuestra vecindad es vital para nuestro presente y nuestro futuro. Aquí en México prácticamente todas las encuestadoras reportan una ventaja amplísima de Claudia Sheinbaum perfilándola como triunfadora, y ese dato consistente por sí mismo genera un clima de estabilidad política y social. La proyección de un triunfo holgado que publican la gran mayoría de las casas encuestadoras en México (más de 10 puntos de diferencia y en algunas hasta más de 20 puntos) desarticula, de entrada, cualquier alegato jurídico de fraude y, por consecuencia, no hay argumentos que incentiven la movilización social por inconformidad, la protesta política sustentada y, mucho menos, que justifiquen los actos de violencia o aquellos que generan inestabilidad. Sin menoscabo del esfuerzo y de los intereses legítimos que representan la candidata Xóchitl Gálvez del PAN/PRI/PRD y Jorge Álvarez Maynez de Movimiento Ciudadano, lo que sí hay que decir es que la ventaja de Claudia Sheinbaum resulta ya en una fortaleza para México en una coyuntura en la que concurren las dos elecciones presidenciales tanto en nuestro país como en EEUU, dado que mientras aquí se advierte estabilidad, allá se augura conflicto por lo cerrado de la competencia que reflejan los estudios demoscópicos recientes. El PRELUDIO DE CONFLICTO en Estados Unidos de América está a la vista. La primera potencia del mundo y principal socio comercial nuestro va rumbo a una elección en la que los bloques de votantes están polarizados y donde la sociedad esta partida a la mitad en sus intenciones de voto. Las encuestas nacionales publicadas en Estados Unidos de América, en lo que va del mes de marzo dan a conocer un preocupante “empate técnico” en la elección presidencial de aquel país. Las preferencias a favor de Joe Biden (JB), candidato del partido demócrata y actual presidente de esa nación, y las de Donald Trump (DT), expresidente y candidato del partido republicano son las siguientes: ActiVote 47% JB y 53% DT (levantada entre el 8 y el 22 de marzo con 1,001 reactivos); YouGov –The Economist- 44% JB y 43% DT (levantada entre el 16 y el 19 de marzo con 1,510 reactivos); Morning Consult 43% JB y 43% DT (levantada entre el 15 y 20 de marzo con 5,777 reactivos); y, Florida Atlantic University/PolCom Lab/Mainstreet Research 44% JB y 43% DT (levantada entre el 15 y el 17 de marzo con 941 reactivos). Si bien es cierto faltan 8 meses para que se celebren las elecciones en la UNIÓN AMERICANA, es muy importante recordar que en 2020 hubo disturbios y violencia, que se dio el “Ataque al Capitolio” promovido por DT derivado de un resultado electoral polémico y que eso generó la imagen de la DESUNIÓN AMERICANA. Lo preocupante del “empate técnico” no es por el tema de una elección democrática o no, sino porque se asoma la violencia; recordemos la más reciente y dura declaración-advertencia de Donald Trump hace una semana diciendo que si él no gana en noviembre Estados Unidos se sumergirá en un baño de sangre, “Bloodbath” dijo.

El valor de las encuestas en un proceso político electoral es muy importante porque finalmente sirven como referente para la toma de decisiones en las campañas proselitistas, en los llamados “War Rooms” (“cuartos de guerra”); pero también tienen un impacto en la opinión de los electores al ser difundidas y comentadas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Ya sea porque se quiere fortalecer con los números de las encuestas una tendencia de triunfo o porque se quiere posicionar el mensaje de que se va avanzando en la simpatía de la población y que se va alcanzando al otro y/o porque se quiere desacreditar los resultados que ofrecen las diversas casas encuestadoras. Todo eso es cierto, pero cuando las distancias entre el primero y el segundo lugar son amplias –como en el caso actual de la elección presidencial en México- tienen más valor para generar estabilidad en los gobiernos y lograr capitalizar una fuerza política que se traduzca en fortaleza institucional para impulsar los interese de la nación. En esa línea de reflexión, observemos también las encuestas de la semana pasada publicadas por The New York Times/Siena College, CBS News/YouGov, Fox News y The Wall Street Journal dieron a Trump un porcentaje de votos más alto que a Biden por márgenes mínimos.  Don Levy, además de ser el Jefe de Encuestas en The New York Times, también es el director del Siena College Research Institute, que es uno de los centros que más acierta en sus predicciones. Tan solo recordar que en 2016 fue de los pocos que advirtieron que venía el triunfo de Donald Trump y que en 2019 marcaron la tendencia del triunfo de Joe Biden como sucedió en las elecciones de 2020 y que en 2022 para las elecciones intermedias fueron la casa encuestadora más acertada. Don Levy acaba de declarar que “las elecciones presidenciales de 2024 serán muy parecidas a las de 2016 y serán muy reñidas” y el instituto que dirige publicó su primera encuesta sobre las presidenciales en EEUU revelando que el 43% se inclina por Donald Trump y otro 43% prefiere a Joe Biden, empate.

En esta coyuntura, trascendental sin duda, México está en buenas manos con la dupla Claudia Sheinbaum, candidata cuasi presidenta, y Marcelo Ebrard, excanciller y candidato al senado de la República. La inteligencia y la experiencia de ambos nos hará transitar con solidez a la siguiente etapa en mejores condiciones. Parafraseando a Marcelo Ebrard, con toda seguridad habrá mayor turbulencia si gana Donald Trump pero el vuelo de México seguirá y se estabilizará. Maximicemos nuestras fortalezas y reduzcamos nuestras debilidades.