¿Por qué compartimos tanto de nosotros en las redes sociales?

En nuestro cerebro existe un mecanismo llamado autorregulación, cuando hablamos con alguien actúa rápidamente para intentar impresionar al otro

En la era digital actual, el fenómeno del uso excesivo de redes sociales se ha convertido en un tema de creciente interés para investigadores y psicólogos. Diversos estudios se han enfocado en explorar las razones detrás de esta tendencia, analizando cómo factores como la ansiedad, la depresión y ciertos rasgos de personalidad contribuyen a una mayor dependencia de estas plataformas.

Impacto de las redes sociales en la salud mental
Es importante abordar el impacto de las redes sociales en la salud mental y el bienestar, destacando la necesidad de comprender mejor la relación entre nuestro comportamiento en línea y su influencia en nuestra vida cotidiana.

Los estudios se han centrado en diversos aspectos del uso excesivo de redes sociales, destacando la relación con rasgos de personalidad como la ansiedad, la depresión, el extraversionismo y el narcisismo. Se ha observado que los usuarios con ciertos rasgos de personalidad pueden ser más propensos a la adicción a las redes sociales y a usarlas de manera problemática. Además, se ha investigado cómo el uso excesivo de redes sociales está asociado con problemas de salud mental, baja autoestima, aislamiento social y satisfacción vital reducida​.

De acuerdo con la nueva manera en que vivimos e interactuamos con otras personas nos ha llevado a compartir demasiados detalles de nuestra vida, pero cuando hablamos de Internet, esto toma un mayor sentido en el que estamos dispuestos a contar demasiadas cosas como son detalles de la vida íntima, problemas familiares, algunas de nuestras más complejas reflexiones etc. y no es un hecho aislado, sino que se convierte en la norma general.

¿Qué pasa en nuestro cerebro con las redes sociales?

En nuestro cerebro existe un mecanismo llamado autorregulación, cuando hablamos con alguien actúa rápidamente para intentar impresionar al otro: queremos parecer atractivos, inteligentes e interesantes y al hacer esto nuestro cerebro tiene menor capacidad para filtrar qué decimos y a quién.

Las investigaciones realizadas llegan a la conclusión de que, al compartir pensamientos complejos en redes sociales, el cerebro activa el sistema de recompensa neuroquímica de mayor forma que si solamente compartimos cosas neutras como una frase de alguna película, una canción, etcétera.