A muchos influyentes de adentro de Morena y a otros muy influyentes de adentro del actual gobierno federal no les gusto nadita que Marcelo Ebrard hiciera presencia en el evento de cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum el jueves pasado. A muchos los agarró por sorpresa, a otros les disgustó y otros criticaron agrestemente la asistencia de Marcelo después de todo lo que se ha vivido desde el anunció de los resultados de la encuesta entre las llamadas “corcholatas” el 6 de septiembre del año pasado y de las impugnaciones presentadas por el equipo de Marcelo por las irregularidades reales y documentadas cometidas en ese proceso, mismas que estuvieron a punto de llegar hasta la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en contra de la Comisión de Honor y Justicia de Morena (CNHJ). A otros, de afuera de Morena, tampoco les agradó que se consolidará la unidad interna en el partido gobernante por la potencia que ello representa rumbo a la competencia electoral. Éstos y aquellos apostaban a que no se diera una escena como la que vimos en donde Marcelo valida políticamente la embestidura de Claudia Sheinbaum. Por desgracia para ellos y por fortuna para Morena y para la campaña de Claudia, Marcelo está parado, firme y con los dos pies en MORENA. Muchos hicieron mucho para dinamitar esa posibilidad de unidad y de “entendimiento” entre Marcelo y Claudia e incluso el mismo jueves el “fuego amigo” desde la cúpula del poder volvió a atacar con saña e irresponsabilidad echando a andar su maquinaria de bots en las redes sociales denostando al excanciller, exjefe de gobierno y exprecandidato presidencial, quien por cierto sigue siendo miembro activo de sus propias filas, muy a su pesar. Son los mismos que intentaron obligar a Marcelo para que tomara una decisión de irse a otro partido y son los mismos que quisieron expulsarlo y tildaron de traidor y otras bajezas (son como el ratero que siempre grita “al ladrón, al ladrón”). Se trata de un grupúsculo al que Marcelo Ebrard tiene perfectamente identificado y al que él les representa un riesgo, un peligro a sus intereses, y que embozados en un discurso de lealtad a AMLO y a un supuesto radicalismo de izquierda solo quieren proteger sus beneficios y postergar sus canonjías “adquiridas” en el primer gobierno de la 4T. Se trata de gente temeraria y de alto riesgo de la cual es deseable que la historia y el nuevo gobierno de la 4T no tarden en ponerlos en su lugar como lo que son: oportunistas vulgares, corruptos, ambiciosos y sin valores ni principios.
Lo verdaderamente trascendente en esta coyuntura son los hechos. Dicen que “en política lo que parece es” (Leopoldo Calvo Sotelo) y ciertamente con su presencia y participación en el evento de cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum el pasado jueves en el Monumento a la Revolución en la Ciudad de México Marcelo Ebrard selló y consolidó la mayor unidad posible en Morena rumbo a las elecciones presidenciales del 2 de junio próximo. Otra frase que conviene traer a la memoria es que “la política es el arte de lo posible” (frase ésta atribuida a Aristóteles, a Bismark, a Maquiavelo y a Winston Churchill), y esto viene al caso porque fue el 13 de noviembre cuando Marcelo y Claudia llegaron a “lo posible” e hicieron oficial el “Entendimiento Político” que quedó plasmado en un documento que se hizo público. Es decir, pasaron dos meses después de los anuncios del resultado de la encuesta en la que le reconocieron a Marcelo Ebrard el 26% de preferencia en la encuesta -de la cual nunca se mostraron los resultados- para que Marcelo y Claudia o Claudia y Marcelo terminaran por coincidir en una serie de aspectos trascendentales para la vida política al interior de Morena e institucional en el futuro de México que se vierten en el Comunicado Oficial fechado el 12 de noviembre de 2023 por la Comisión de Honor y Justicia de Morena (Oficio CNHJ-068-2023). Ese documento es muy importante porque se emite ya con Claudia Sheinbaum como Coordinadora y como ostentadora del “Bastón de Mando” en Morena; por lo tanto, su compromiso es mayor. Vale recordar aquí que ese texto hablando de “El Futuro de MORENA” y que señala expresamente, entre otras cosas, que “la queja presentada por el compañero Marcelo Ebrard Casaubón acerca de las irregularidades ocurridas durante el proceso de selección de la Coordinadora Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación ha sido analizada por la Comisión de Honestidad y Justicia. Al respecto señalamos lo siguiente: 1.-Las pruebas presentadas deben ser tomadas en consideración. Si bien no hay elementos para repetir el proceso de selección para la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la 4T, en el que resultó triunfadora la compañera Claudia Sheinbaum Pardo, la queja no puede ni debe soslayarse. 2.- Se presenta evidencia de algunas prácticas indebidas cometidas por militantes contrarias a nuestros principios y a las normas estatutarias por lo que, esta Comisión, en el marco de su normatividad, iniciará los procesos de sanción correspondientes. 3.- Nuestro partido debe de hacer lo conducente para generar procedimientos de supervisión que eviten prácticas contrarias a nuestros estatutos, a los acuerdos establecidos por el Consejo Nacional y que establezcan mecanismos de vigilancia y control más efectivos. 4.- Nuestro partido está unido para afrontar exitosamente la elección de 2024. Al concluir dicho proceso y con base en la experiencia acumulada, incluidos los argumentos presentados por el compañero Marcelo Ebrard, iniciará una discusión y una reflexión amplia, para fortalecer la consolidación y el futuro de MORENA”.
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Marcelo Ebrard fortalece ahora con todo su capital político la unidad interna y la candidatura de Claudia Sheinbaum. Atrás de su presencia está el soporte de un documento público que es la parte sustantiva de su “Entendimiento Político” en el que ambos coinciden en que “nuestro partido no debe caer en los usos del viejo partido de Estado, ni en la lógica de corrientes partidarias que tanto daño le hicieron a la izquierda, ni en prácticas que siempre hemos combatido, como la compra de voluntades, la alianza con grupos criminales, el chantaje, el uso de recursos públicos, la coerción o los acuerdos cupulares. Debe ser, por el contrario, un partido democrático, transparente en sus decisiones, en el que las bases tengan una intensa participación en los debates y en las decisiones y, lo más importante, debe seguir siendo el partido del pueblo de México para la reivindicación y defensa de sus derechos, la paz y la justicia”. A muchos no les gustó que Marcelo se “alineara” con Claudia pero, como diría Margaret Thatcher “la misión de los políticos no es la de gustar a todo el mundo”. Lo importante es que sea para el bien del país y de la calidad de vida de los mexicanos.