No sabemos si va a ganar Donald Trump o Joe Biden las elecciones en Estados Unidos de América en este año, pero lo que si sabemos es lo que nos dice Marcelo Ebrard, y lo dice bien en su libro El Camino de México, que “coexistir con Estados Unidos es una situación complicada porque hay demasiados intereses que cuidar y que coinciden al mismo tiempo” y que “es muy complicado controlar tantos flancos (migración, aduanas, comercio, tráfico, seguridad) entre dos países con asimetrías tan grandes como la nuestra, donde una economía es 20 veces más grande que la otra y el poder geopolítico respecto al otro aún más desproporcionado”. También Marcelo destaca el otro flanco importantísimo de la vinculación cultural cada vez más estrecha y de la importancia de la comunidad mexicanoamericana en el país del norte y nos dice que “de cada 100 niños en primaria en Estados Unidos, 24 hablan español”.
Si algún mexicano conoce, tiene experiencia y tiene idea clara de lo que hay que hacer en la relación con nuestro principal socio comercial es Marcelo Ebrard y el propone en su libro que “en lo que hace a la relación bilateral, debemos avanzar a la mayor predictibilidad posible, consolidar espacios por cada tema para evitar que una dificultad ponga en crisis a las demás, avanzar lo más rápido posible en los objetivos que nos unen y cimentar la reciprocidad”.
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Nuestra realidad nos invita a pensar por los 38 millones de estadounidenses de origen mexicano que son los que forman nuestra comunidad y que viven, trabajan y se desarrollan allá y por los 130 millones de mexicanos que vivimos en México.
La población hispana de los Estados Unidos alcanzó un 19.1% de la población total a partir del 1 de julio de 2022, convirtiéndola en la mayor minoría racial o étnica del país. (US Census Bureau) En 2021, los mexicanos representaron el 34% de la población inmigrante hispana en EE.UU., colocándole como el el grupo minoritario más grande en la comunidad hispana (Pew Research Center). En ese sentido, en la necesidad de avanzar en la mayor predictibilidad posible en la relación con la principal potencia del mundo lo que se requiere de entrada es conocer mejor a la contraparte con la que debemos lidiar, asociarnos y con la cual tenemos un futuro en común inevitable.
Es por ello importante rescatar un estudio elaborado por Jesús Silva del US-Mexico Foundation y por Andrea Villegas del Instituto Mexicano de Competitividad A. C., y en cuya publicación participó también la Bilateral X Ray Think Tank Analysis, en el que nos refleja el escaso esfuerzo de análisis y estudio que realizamos. En su último reporte de septiembre señalan que se recopilaron 25 publicaciones sobre la relación bilateral entre México y Estados Unidos y que de éstas sólo el 8% se hizo en México y el 92% en Estados Unidos: Economía y Comercio 20%, Democracia e Instituciones 36%, Migración y Movilidad 16%, Norteamérica 16%, Seguridad y Estado de Derecho 12%).
Por ejemplo, en economía desde la entrada en vigor del T-MEC, en julio de 2020, el comercio y la inversión han crecido de manera significativa entre las tres partes: el comercio trilateral aumentó de 1 billón de dólares en 2020 a 1.5 billones en 2022 (AS/COA). La Inversión Extranjera Directa (IED) en México fue de 35.3 mil millones de dólares en 2022, mientras que las remesas alcanzaron los 58.5 mil millones de dólares.
Las remesas fueron un 65.8% más altas que la IED durante 2022. Datos recientes de Economía y Comercio os reflejan que los centros de pensamiento se enfocaron en identificar oportunidades para ampliar la conectividad regional; AS/COA evaluó alternativas para fortalecer las asociaciones económicas y enfatizó la importancia de la participación del sector privado en la promoción de la integración regional.
Por otro lado, Foreign Affairs proporciona un análisis sobre el trasfondo, los beneficios y el futuro del TMEC. The Dialogue analiza los desafíos de México para atraer inversión extranjera directa (IED). Finalmente, se resaltó la importancia de las inversiones estadounidenses en impulsar iniciativas que promuevan la reubicación en América del Norte.
En política, debido a los ataques contra reporteros y periodistas, México ocupa el puesto 82 de 174 países en el Índice de Libertad Política, una calificación que lo posiciona como “mayormente libre”. En Seguridad y Estado de Derecho Las publicaciones centradas en la Seguridad y el Estado de Derecho se enfocaron principalmente en el aumento significativo en la entrada de drogas y su impacto en el panorama electoral de los Estados Unidos.
El alarmante uso de fentanilo en los Estados Unidos ha generado preocupaciones debido a sus consecuencias mortales en la población, convirtiéndose en un punto de discusión fundamental en las próximas elecciones estadounidenses. Ante este panorama, los centros de investigación han comentado sobre la necesidad de que Estados Unidos y México fortalezcan su cooperación en materia de seguridad. Además, el Instituto Baker publicó un artículo que enfatiza la necesidad de reformar y reconfigurar la Administración para el Control de Drogas (DEA) para combatir eficazmente estos desafíos.
Muchas publicaciones, por ejemplo, dan cuenta de que el Departamento de Estado de Estados Unidos está asignando $100 millones para combatir el fentanilo y otras drogas sintéticas en respuesta a que -de acuerdo al Council on Foreign Affairs- en el último año 100,000 estadounidenses han fallecido a causa de sobredosis, muchos debido al fentanilo.
Esto es proporcional a los 300,000 mexicanos que han perdido la vida a causa de homicidios, muchos de los cuales están relacionados con la violencia del narcotráfico. En materia migratoria el Baker Institute ha elaborado un análisis intrigante sobre las posibles alternativas y oportunidades que surgen al reconsiderar el estatus de los trabajadores indocumentados y los posibles impactos positivos en el mercado laboral al mejorar sus condiciones migratorias. Conclusión: gane quien gane en EEUU necesitamos conocer mejor todas las vertientes y ser más asertivos negociando.
