Cuando empezó la temporada 2023 de MotoGP, Marco Bezzecchi solo quería decir una cosa: que MotoGP es su sitio. Y quería decirla en pista. Como tantísimos otros pilotos a lo largo de la historia, estaba siendo víctima de cierto ninguno por la sencilla razón de pilotar para Ducati, la marca referencia de la categoría, incluso aunque fuera con la versión anterior.
Ser Rookie del año en MotoGP 2022 se había cogido con pinzas porque Remy Gardner y Raúl Fernández, que en 2021 le habían batido en Moto2, estaban sufriendo lo indecible con la KTM del Tech 3. Sin embargo, un año antes nadie había señalado que ellos dos corrían en el Red Bull KTM Ajo, la estructura más laureada de la igualadísima categoría.
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Marco Bezzecchi fue campeón del CIV Moto3 2015 con una Mahindra, marca con la que también subió al podio mundialista. En su segundo año, ya con una KTM, fue tercero en Moto3. En Moto2, tras un año de debut con un chasis que KTM dejó de desarrollar, en cuanto le dieron una Kalex tardó tres carreras en hacer podio y seis en ganar.
Nada de eso parecía ser suficiente para ser tomado en consideración como ‘outsider’ en la categoría reina, donde ya en su primer año logró subir al podio y acabar a nueve puntos de su compañero, pese a tener una versión inferior de la Desmosedici. Por eso, en su segundo año en la élite, el objetivo de Bezzecchi iba mucho más allá de los resultados.
Después vendría una lesión que le impidió luchar por el título, pero ya es casi secundario. El tercer puesto final es un premio fantástico, pero lo importante es que ha demostrado que puede ganar con contundencia a los mejores. Quizás, cuando empezó el año solo quería decir una cosa, pero al término del mismo ha quedado clarísimo.