Los pioneros, Karikó y Weissman, de las vacunas de RNA anti-COVID, ganaron el Nobel

El premio Nobel en Fisiología o Medicina, lo recibieron la bioquímica Katalin Karikó de la Universidad de Szeged en Hungría y el inmunólogo Drew Weissman de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, por sus descubrimientos que dieron pie al desarrollo de las vacunas de mRNA (ARN mensajero) contra la COVID-19.
Las vacunas se han administrado en más de 13 mil millones de ocasiones, que ha representado supervivencia de millones de vidas y prevención de millones de casos de COVID-19 grave. Se hicieron acreedores a 11 millones de coronas suecas (1 millón de US dólares).

Karikó es la 13ª mujer que gana el Nobel y participó activamente para evitar que la vacuna de RNA condujese a respuesta inmune anormal, ante la sustitución de uridina por pseudouridina.

Esperemos que en breve, contemos con vacunas de mRNA que confieran inmunidad contra muchas enfermedades que incluyen la influenza, HIV, paludismo y Zika.

Otro componente clave de la vacuna mRNA vs COVID-19, son las nanopartículas lipídicas de RNA modificado.

La vacuna vs la COVID-19.
(Duque S. New York Times)
Fue un encuentro fortuito en 1998, frente a una fotocopiadora en la Universidad de Pensilvania, donde ambos trabajaban, ella le contó de su obsesión con el ARN mensajero; él le dijo que estaba buscando nuevos enfoques para una vacuna contra el VIH.

Veinticinco años después, Katalin Karikó y Drew Weissman ganaron el Premio Nobel de Medicina. Su trabajo, que avanzó durante décadas de varios fracasos y algunos éxitos, permitió desarrollar vacunas altamente efectivas contra el virus que causa la COVID cuando aún no había transcurrido un año desde el comienzo de la pandemia.

El Nobel de Medicina es, quizás, el premio más poderoso en términos de narrativa: se entrega a pioneros que descubren maneras de salvar vidas o a quienes desentrañan los vastos enigmas del ser humano.

Leyendo las biografías de Karikó y Weissman hay un hilo común: no claudicar; Drew Weissma y Katalin Karikó, los premios nobel de Fisiología y Medicina 2023.

Karikó no se dio por vencida. No renunció cuando le cortaron los recursos al programa de investigación en su natal Hungría, no lo hizo cuando le negaron becas y financiamientos, ni cuando no le dieron un contrato académico permanente. Los científicos a su alrededor no creían que el ARNm era utilizable.

Weissman también tiene ese espíritu de perseverancia; había dedicado años de su vida a desarrollar un tratamiento para el SIDA.

La científica que conoció frente a la fotocopiadora le renovó la esperanza: ¿por qué no intentar un enfoque diferente, utilizar el ARNm para desarrollar una vacuna?

El problema era que no lograban que el sistema inmunitario dejara de interpretar el ARNm como un patógeno invasor, por lo que lo atacaba. Pero, de pronto, se percataron de un detalle que lo transformó todo: identificaron una modificación química que hace que las células protejan su propio ARNm.

El año pasado, los periodistas Gina Kolata y Benjamin Mueller escribieron esa historia: “Era una idea marginal que pocos científicos creían que fuera a funcionar”……. Funcionó y ese descubrimiento “cambió radicalmente nuestra comprensión de cómo el ARNm interactúa con nuestro sistema inmunitario”. Ese hallazgo fue la base para que Moderna y Pfizer-BioNTech pudieran desarrollar, con rapidez sorprendente, sus efectivas vacunas contra la COVID-19.

La dedicación de Karikó y Weissman salvó muchas vidas y ayudó a terminar con la peor pandemia en un siglo. “Vimos el potencial y no estábamos dispuestos a rendirnos”, dijo Weissman.

Y aunque la pandemia acabó, el virus se quedó para siempre. Mientras se acerca el invierno en el hemisferio norte, los casos de COVID están aumentando, ante lo que es prudente buscar el refuerzo de las vacunas.

Pasos diarios y disminución de riesgo cardiovascular y mortalidad
(Stens NA et al. J Am Coll Cardiol 2023)
La actividad física regular reduce riesgo de enfermedad cardio y cerebrovascular, así como mortalidad por todas las causas.

Diversos estudios han enfatizado las bondades del ejercicio, desde 1000 pasos diariamente, lo que reduce 12% a 15% las causas de muerte.

Meta análisis y revisión sistemática destaca que, efectivamente, menos que 10,000 pasos, incrementa substancialmente la salud cardiovascular. Datos de 111,309 individuos de 12 estudios, compararon 2,000 o menos pasos/día y observaron que hubo reducción de todas las causas de muerte desde 2517 pasos y que a mayor número de pasos, incrementaba esta reducción de fatalidades, hasta 8763 pasos con riesgo menor de 60%.