¨EL QUE PAGA GANA¨, se ha convertido en una verdad popular al referirse a las encuestas que se publican sobre la preferencia ciudadana que miden a precandidatos, candidatos, partidos o coaliciones de partidos. La poca o nula credibilidad social que, hoy por hoy, la sociedad mexicana le concede a los estudios demoscópicos de prácticamente todas las casas encuestadoras se la han ganado a pulso por dos razones fundamentales: Por fallar gravemente en los resultados que pronostican; así como por la proliferación y uso indiscriminado que las demerita.
El ejemplo más reciente fue la elección de gobernador en el Estado de México en donde las diferencias fueron enormes de muchas de las casas encuestadoras al “fallar” en el pronóstico de los resultados con diferencias 10, 15 y hasta 20 puntos de lo que fue el resultado final en esa elección. Asimismo, la proliferación de encuestas es brutal y observamos que de un día para otro surgen “nuevas casas encuestadoras” que lo único que provocan es desconfianza porque la gente sabe que lo que publican son “resultados a la medida”, es decir que sin pudor se exhiben como herramientas para tratar de posicionar a un personaje o a un partido político. En este sentido es inevitable pensar que esa “estrategia” se sustenta en el argumento de dicho que reza “miente, miente que algo queda” y lo que se quiere (aunque los que compran esas encuestas saben que son datos falsos) es que se hable de ellos ya sea para mal o para bien pero que se hable.
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El otro factor es el uso indiscriminado en la publicación de encuestas. Semana tras semana, sino es que diario, nos encontramos con una difusión profusa de resultados de casas encuestadoras conocidas y desconocidas que lo único que logran es deteriorar día a día más la poca credibilidad. En conclusión, cada quién cree lo que quiere creer.
Si coincidimos en que lo dicho con anterioridad así es, entonces podemos dimensionar el verdadero lío que enfrenta el partido Morena con lo de su encuesta para “elegir” (sustentar políticamente el nombramiento) de quien será el Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación (ósea, de quien será su candidato a la Presidencia de la República). El presidente de ese partido, Mario Delgado, ha intentado manejar institucionalmente el proceso y anticipó que la Comisión Nacional de Encuestas de su instituto tiene una propuesta de cómo será la metodología, la muestra y el cuestionario, pero que aún falta la valoración de la Comisión de Elecciones (dijo la semana pasada). Al parecer el Señor Mario Delgado no entiende aún el tamaño de reto que enfrenta porque si las encuestas todas gozan de un descrédito social enorme, las encuestas de Morena realizadas en su administración tienen nula credibilidad y han sido objeto de divisiones internasque los han llevado a la derrotaelectoralen estados como Coahulia, Durango, San Luis Potosí, y otros.
Andrés Manuel López Obrador como líder moral único y gran decisor político lo que quiere CONSOLIDAR LA UNIDAD INTERNA. La verdad se antoja complicada la operación política para lograr ese objetivo por tres razones fundamentales:
Primera razón.- Lo ya anotado sobre las encuestas y la incredulidad social; así como lo dicho sobre las encuestas del partido Morena en las elecciones estatales. Incluso habría que decir en el caso del Estado de México que, de no haber sido por la votación recibida por el PVEM y el PT, aliados de la candidatura común que impulsó a su candidata Delfina Gómez, Morena hubiera perdido la elección.
Segunda razón.- El presidente de Morena, Mario Delgado, no tiene la presencia ni la densidad política para convencer, arreglar y/o someter a ninguna de las Corcholatas. Claudia Shienbaum lo ve y lo trata como empleado; Adán Augusto López ni lo ve ni lo oye; Ricardo Monreal lo ve “chiquito y orejón”; de Marcelo Ebrard fue su subalterno y en algún momento fue considerado proyecto político para sustituirlo en la CDMX; y a los de la llamada orquesta de acompañamiento, Manuel Velasco (PVEM) y Gerardo Fernández Noroña (pt) pues ni en su corral están y ellos menos le otorgan autoridad alguna porque ellos tratan con el dueño del circo.
Tercera razón.- No hay conocimiento de la gente sobre la realización de la encuesta.El porcentaje de desconocimiento del electorado mexicano sobre cuándo y cómo y para qué el partido Morena realizará su encuesta debe andar arriba del 85%.En una decisión tan importante del partido que gobierna el país y cuyo resultado afectará a todos los mexicanos pues casi nadie sabe que va a llevarse a cabo. Mucho menos sabe la gente lo que se va a preguntar ni cuánta gente van a entrevistar.
Concluiremos afirmando que incredulidad y desconocimiento pueden ser los factores del “cóctel perfecto” para la descomposición interna del partido en el poder.