SIN SALUD NO HAY NADA dijimos la semana pasada refiriéndonos a la salud de los humanos y rematamos la colaboración con una frase de Mahatma Gandhi en la que afirmó que “la Salud es la mayor riqueza del hombre y no monedas de oro o de plata”. Extrapolando esa reflexión al plano político podemos analizar al partido gobernante que hoy por hoy enfrenta el desafío de salir bien librado de su proceso de elección o selección, como quieran llamarle, de quien será el próximo “Coordinador de los Comités de la Cuarta Transformación” o lo que es lo mismo el candidato de Morena a la presidencia de la República en 2024.
Morena, como partido político, en apariencia es un ente sano, vigoroso, joven y UNIDO en lo fundamental. Podría decirse incluso que visto frente al espejo y en comparación con los otros partidos políticos, éstos lucen enfermos, débiles, viejos y DIVIDIDOS. Incluso en algunos partidos jóvenes y de reciente creación, pensando que están en etapa de lactancia, se advierte ya una sintomatología genética de gravedad porque sus progenitores cargan con antecedentes de corrupción, ilegalidad, oportunismo y connivencias con el poder y/o los poderes facticos. Pero de ellos nos ocuparemos en otra ocasión.
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LA SALUD DE UN PARTIDO POLÍTICO EMPIEZA POR LA UNIDAD INTERNA.En el caso del partido Morena se observa actualmente una unidad formal; sin embargo, esta circunstancia se ve afectada por las secuelas de algunas malas decisiones instrumentadas para elegir candidatos a gobernadores y en las que la cabeza de ese ente político (léase Mario Delgado) se condujo de manera torpe y balbuceante al grado de obligar al cerebro (léase AMLO) a corregir el camino para no contaminar a todo el cuerpo evitando llegar a un tema de hospitalización. A pesar de la cabeza, el cuerpo de Morena llega a este verano de 2023 fuerte y vitaminado después de haber ganado la elección del Estado de México.
El cerebro de ese partido político es el presidente Andrés Manuel López Obrador y él sabe que el cáncer que amenaza a Morena es el riesgo de la división. Es por ello que desde hace muchas semanas AMLO HIZO UN LLAMADO A “DEJAR ATRÁS EL DEDAZO, EL TAPADO Y LA CARGADA” porque nadie mejor que López Obrador saben que son los causantes de la enfermedad letal que puede poner en riesgo el futuro de la 4T.
Pero resulta que la cabeza no le hace caso al cerebro. A Mario Delgado le valen tres cacahuates las órdenes de Andrés Manuel. Analicemos esto por partes. Si los síntomas del cáncer de la división son “el tapado, el dedazo y la cargada” pues coincidiremos todos que dos de esos tres están en la cancha del cerebro: El Tapado y el Dedazo.
Bueno pues uno de ellos (El Tapado) ya lo cauterizó AMLO porque en el juego de Morena ya no hay tapados sino que los que están en la competencia ya no están tapados y se sabe perfectamente quiénes son (aunque haya algunos que sobran y ni al caso su presencia en este baile -son como damas de acompañamiento- porque la pugna es entre dos: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum). El otro asunto, el del Dedazo pues está por verse si AMLO se inmunizó contra esa enfermedad política y sólo lo sabremos cuando venga el gran anuncio del próximo 6 de septiembre y se conozca quién es elegid@. Entonces, el cerebro (AMLO) está haciendo su parte, hasta el momento.
Donde está el problema es en la cabeza (Mario Delgado) que no obedece al cerebro (AMLO) y se resiste a atender el otro síntoma del cáncer: LA CARGADA. Aunque el cerebro le ha ordenado a la cabeza parar “la cargada política” a favor de Claudia Sheinbaum, Mario Delgado hace caso omiso y prefiere hacer como si no pasara nada. El cerebro (AMLO) ya reconoció, registró y atendió el malestar de otras partes del cuerpo -no solo Marcelo Ebrard sino Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña- que se han quejado del padecimiento la cargada de gobernadores, alcaldes, programas sociales del gobierno federal y gobiernos estatales y municipales, alineamiento por todas las vías y en todas las formas de Senadores, Diputados Federales, Alcaldes, Regidores, Síndicos y servidores públicos de los tres niveles de gobierno (desde el convencimiento hasta la amenaza). Le toca a la cabeza actuar.
En términos médicos, la cabeza de Morena (Mario Delgado) puede padecer deapraxia ideomotora que es la incapacidad de ejecutar el movimiento apropiado en respuesta a un comando verbal o de esclerosis múltiple que hace más lentos o bloquea los mensajes entre el cerebro y el cuerpo, conduciendo a los síntomas de la esclerosis múltiple como alteraciones de la vista, debilidad muscular, problemas con la coordinación y el equilibrio, sensaciones como entumecimiento, picazón o pinchazos, y/o problemas con el pensamiento y la memoria. No se conoce la causa de la esclerosis múltiple. Puede ser una enfermedad autoinmune, que ocurre cuando el cuerpo se ataca a sí mismo. Como el cáncer es una enfermedad autoinmune que se puede originar en cualquier parte del cuerpo cuando las células crecen sin control sobrepasando a las células sanas. Parafraseando a Gandhi diremos que LA UNIDAD ES LA MAYOR RIQUEZA DE UN PARTIDO POLÍTICO y sin unidad la salud de Morena está en riesgo. Los síntomas de la enfermedad, “la cargada” están a la vista de todos.