¿La inteligencia artificial es capaz de desentrañar los misterios del cerebro?

Entender el cerebro con la inteligencia artificial (IA) como aliada abre una década de enormes expectativas, ante la posibilidad de que la sociedad disfrute los beneficios de la neurotecnología y puedan abordarse enfermedades para las que hoy no existe solución, concluyeron dos expertos que analizaron los desarrollos tecnológicos más esperanzadores y el aporte de la IA.

Los investigadores también analizaron los riesgos, si no se le pone coto, de esta tecnología disruptiva asociada al órgano que rige la mente humana y todas sus capacidades.

El neurobiólogo Rafael Yuste, catedrático en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), y Antonio Oliviero, jefe de Neurología en el Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo (España), coincidieron al subrayar las bondades de la IA en este campo y en que cualquier tecnología es neutra y depende del uso que se haga de ella, por lo que no es momento de pausar ni ralentizar ninguna de ellas porque todas son necesarias para afrontar los grandes desafíos de la medicina.

IA con Derechos Humanos
«El cerebro no es un órgano más del cuerpo, sino el que genera todas nuestras propiedades mentales y cognitivas; al entender cómo funciona nos entenderemos a nosotros mismos por dentro científicamente por primera vez», manifestó Rafael Yuste, y se mostró convencido de que la IA puede ser una herramienta fundamental para ese entendimiento.

Yuste es uno de los «padres» del proyecto «Brain», que impulsó la administración de Barack Obama y que aglutina los esfuerzos de más de 500 laboratorios de todo el mundo con un presupuesto global.

El experto apuesta por ello a encauzar el desarrollo de esa tecnología de una forma «sólida» pero siempre dentro de valores humanísticos y anclada en los derechos humanos, «porque así podría ser una de las mayores fuerzas de bien en el mundo».

Entre los avances más prometedores de los últimos meses citó la posibilidad de descifrar el habla y las imágenes a través de la descodificación de la actividad cerebral con escáneres de resonancia magnética, un trabajo que puede abrir el camino para comunicarse con pacientes con parálisis, con ictus o con Alzhéimer.

«Para millones de pacientes es un rayo de esperanza; pero esto tiene que ser hecho respetando la privacidad mental y sin salirse de estrictos protocolos de seguridad», señaló Yuste.

Además, se refirió a la necesidad de expandir los derechos humanos para incluir la protección de la actividad cerebral con «neuroderechos» que garanticen que no se puede ni descodificar ni manipular la actividad cerebral de las personas, y en ese sentido aplaudió la creación de Spain NeuroTech para avanzar en la investigación en este campo y encauzar el desarrollo de la neurotecnología «de una manera ética, dentro de un marco fuerte de derechos humanos en la era digital».

Tecnología que revolucionará la medicina
En el mismo sentido, Antonio Oliviero aseveró que en la próxima década se avanzará mucho en la comprensión del cerebro y en la relación de este órgano con otras enfermedades y «posiblemente con avances en su curación».

Y advirtió que en la actualidad en pocas enfermedades neurológicas «vamos más allá que un control de los síntomas».

Responsable del área de Neurología en uno de los hospitales de referencia de las lesiones medulares, Oliviero aseveró que la inteligencia artificial aumenta las capacidades de comprender fenómenos complejos y de buscar soluciones innovadoras.

«Revolucionará la medicina en pocos años, reduciendo errores y creando alternativas terapéuticas más complejas», manifestó el experto español.