(Wang S et al. Scientific Reports 2022; 10538)
El pulgar falso de los osos pandas, resulta por demás fascinante. El Panda gigante es un miembro altamente especializado de la familia Ursidae, herbívoro con elevada alteración de la microbiota.
El falso pulgar de los panda, es pequeño y plano, protruye desde la superficie palmar, que se ha observado desde el período del Pleistoceno (102-49 miles de años; este período pertenece al período Cuaternario, comienza hace 2.59 millones de años y finaliza aproximadamente hace 11,700 años) en la cueva Shuanghe. Esta interesante variedad del pulgar le permite el agarrar eficientemente el bambú, conjuntamente con el hueso sesamoideo.
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Los osos panda gigantes son una de las especies más enigmáticas y llamativas del mundo animal.
Después de estar muchos años en peligro de extinción, con apenas 1.000 ejemplares en los años 80, ahora la situación es diferente y ya ha conseguido salir de esta lista, pero sigue en “estado de vulnerabilidad”, el paso previo a situación más grave.
Actualmente hay más de 2.000 ejemplares en todo el mundo, si bien es una especie nativa de China. Una de las características más singulares de esta especie es su dieta exclusiva a base de bambú. Un nuevo estudio, liderado por el Museo de Historia Natural de Los Ángeles y publicado por Scientifics Reports, asegura que esta alimentación tan selecta pudo haberse originado hace, al menos, seis millones de años.
Estos animales pueden pasar más de medio día comiendo bambú (hasta 45 kilos diarios; sus antepasados más lejanos incluían en su dieta también carne). La disponibilidad de esta planta durante todo el año pudo motivar que se decantaran de forma definitiva por ella.
Papel de cubrebocas para evitar infecciones virales respiratorias
(Jefferson T et al. Cochrane Database Syst Rev 2023 and Most ZM et al. Open Forum Infect Dis 2023 Feb 8)
La pandemia por COVID-19 no cambió el concepto del papel que tienen los cobrebocas (N95 y los quirúrgicos), y en base a nueva revisión Cochrane, se enfatizó que los cubrebocas no tienen ningún beneficio; el resultado emanó de 4 metanálisis con 78 estudios controlados, 6 de ellos durante la pandemia actual.
En este mismo sentido, análisis de 19 estudios de higiene de manos con 72,210 participantes encontraron sólo disminución relativa de infecciones respiratorias de 11%.
Es difícil ser categórico, la evidencia parte de potenciales sesgos o limitaciones de los estudios y tenemos que aceptar que pudiera haber ciertas protecciones derivadas del empleo de cubrebocas y obviamente del lavado de manos, aunque no necesariamente para “gran” protección contra infecciones respiratorias de origen viral.
Las niñas y las mujeres en los desastres naturales
(Yeoh M. actriz y embajadora de buena voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. New York Times)
Era el 25 de abril de 2015 la autora estaba en Nepal, de pronto, la tierra empezaba a temblar con violencia, un terremoto mortífero asoló el país; nunca había sentido tanto miedo y pánico; tuvo que arrastrarse para intentar llegar a la puerta y escapar, esperar durante horas, pues no sabía qué edificios eran lo bastante sólidos o seguros.
Aquel día, tuvo la suerte de salir ilesa, pero no intacta. La experiencia fue aterradora. El hotel había sufrido daños durante el terremoto, y ya no era seguro entrar, así que fue directamente al aeropuerto, donde pasó dos noches antes de ser evacuada en avión. En el camino, vió las ruinas y la destrucción por todas partes. No podía dejar de pensar en lo injusto que era el tener un hogar al que ir, a diferencia de los miles de familias cuyas vidas enteras quedaron de pronto reducidas a escombros.
Las catástrofes de esa magnitud causan daños irreparables en la vida de quienes ya tienen muy poco. Fué testigo de ello cuando volvió a Nepal para ayudar en las labores de auxilio tres semanas después del terremoto, y de nuevo un año después, cuando regresó como embajadora de buena voluntad para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Volvió a pensar en Nepal cuando vió las noticias del terremoto devastador que asoló Turquía y Siria el mes pasado. Las condiciones socioeconómicas de Siria ya eran terribles antes del terremoto: alrededor del 90 por ciento de la población vivía en la pobreza y millones de personas necesitaban ayuda humanitaria. Muchas se han quedado sin hogar y carecen de los medios para reconstruir sus vidas o mantener a salvo a sus familias.
Quienes viven en la pobreza, sobre todo las mujeres y las niñas, se llevan la peor parte. Inmediatamente después de una catástrofe, la falta de sistemas de saneamiento y de centros de salud y seguridad afectan de forma desproporcionada a las mujeres.
En Siria, las Naciones Unidas prevé que unas 40.000 mujeres darán a luz en los próximos meses sin acceso a condiciones higiénicas; hay que tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y las niñas en la respuesta humanitaria, ya que suelen estar en desventaja en las labores de rescate y las mujeres tienen mayor probabilidad que los hombres de padecer hambre.
Sabemos que las mujeres sostienen a sus comunidades. Sus voces, su liderazgo y su plena participación son fundamentales para la recuperación inclusiva, exitosa y sostenible. Esto significa tener presentes las necesidades, prioridades y la seguridad de las mujeres a la hora de reconstruir los barrios y construir escuelas y mercados. Significa garantizar a las mujeres la igualdad de acceso a la información, a las oportunidades de trabajo y a la formación profesional, así como a los mecanismos de préstamos y seguros, todo ello vital para recuperar la estabilidad económica.
El mundo digital también es lugar de desigualdad. A nivel global, 2700 millones de personas están excluidas de la conectividad digital, la mayoría son mujeres. En consecuencia, según el Banco Mundial, las mujeres se enfrentan a barreras para acceder a la información y los recursos en todos los ámbitos de su vida, lo que incluye cómo prepararse para una catástrofe, responder a ella y afrontarla de la manera adecuada.