No pasa el tiempo para Rafael Nadal y tampoco pasa para Novak Djokovic. El mano a mano para ser el mejor tenista de la historia ha tenido al serbio de ganador en Wimbledon.
Novak, a sus 35 años y 49 días, se ha convertido hoy, tras superar a Nick Kyrgios por 4-6, 6-3, 6-4 y 7-6(3), en el segundo campeón más longevo del torneo en la Era Open detrás de Roger Federer. Estaba tan contento que no le quedó otra que mandar amor desde el centro de la pista.
Sí que está ya por delante del suizo en el ranking de títulos de ‘Grand Slam’ con 21. Y echa el aliento a Nadal, con 22. De igual forma, es el cuarto tenista capaz de encadenar cuatro coronas en el grande británico. Antes lo habían logrado Björn Borg, Pete Sampras y Federer.
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Los siete entorchados de Wimbledon también le empatan con Sampras y William Renshaw. Sólo Roger ganó más.
Los dos primeros juegos fueron un aviso del espectáculo que estaba por venir.
Djokovic restaba como si nada saques a 209 kilómetros por hora y Kyrgios conectaba segundos servicios por encima de los 200 km/h y despistaba a su rival poniendo la pelota en juego por abajo.
La grada no disimulaba su favoritismo por el tenista de Canberra, el rebelde con o sin causa del circuito masculino. La igualdad se mantuvo hasta que el ‘aussie’ hizo el ‘break’ en el quinto juego. Fue con un regalo de su adversario en forma de doble falta.
Cuando Kyrgios se pone a jugar de verdad la primera reflexión es cuánto hubiera podido ganar si hubiese sido profesional como los miembros del ‘Big Three’.
El sol obligó a los dos protagonistas a jugar con gorra. A Novak, con toda la presión de la historia, se le veía especialmente errático con el saque y en los golpes de revés.
Djokovic había perdido el primer set en los dos últimos partidos. Pero Nick tenía más armas para la victoria que Jannik Sinner y Cameron Norrie. Lo más parecido a la perfección tenística en hierba, con Roger Federer fuera de competición, es Kyrgios.
La ventaja parcial del australiano se aplaudía en la catedral del tenis como si Norrie o Andy Murray estuvieran en la pista. Los errores se pagan más en césped y ‘Nole’ había flaqueado al saque.
Visto el nivel de Nick se hace difícil pensar que Rafael Nadal le hubiera puesto en aprietos con una rotura de siete milímetros en el abdominal.
El tenista balcánico celebraba sus buenos puntos mirando a su banquillo. Era el único punto al que podía mirar porque en el resto de ángulos la mayoría iban en su contra. Pero Djokovic es tan bueno que no necesita que le digan cosas bonitas a la oreja.
En el cuarto juego del segundo set se hizo con el servicio de su adversario con la ayuda de la red, que escupió su bola hacia el otro lado. El marcador se disparó hasta el 4-1.
Punto de inflexión
A Djokovic le tocaba cerrar la segunda manga para firmar las tablas. Otro mal juego al saque le costó un 0-40 en contra con 5-3 a su favor. Otra pelota de ‘break’. Reaccionó a tiempo, también ayudado por los errores del oponente.
Nick lo pagaba con los miembros de su equipo con claros gestos de desaprobación.
