Golden State llega al sexto duelo de las Finales en el TD Garden con el destino en sus manos.
A los Warriors se les remueven sus peores recuerdos cuando se menciona sobre una potencial épica remontada con dos triunfos de los Celtics, que daría a la añeja franquicia de Boston su decimoctavo título de la NBA.
Necesitan una victoria en dos oportunidades (si caen mañana, el séptimo juego se realizaría el domingo en Golden State) para conquistar su séptima corona, sin embargo, el exitoso núcleo de Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green ya tiene una dolorosa marca luego de que fueron parte de la franquicia que más recientemente dejó ir una oportunidad así para coronarse… De hecho fue todavía peor.
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En la serie final de 2016, los Warriors se pusieron 3-1 sobre los Cavaliers con tres palizas por 89 104, 77-110 (primero y segundo juegos) y 108-97 (cuarto partido) para tener tres oportunidades para sellar el campeonato con una victoria, que los Cavaliers se negaron a ceder, convirtiéndose en el primer equipo en ganar los últimos tres partidos para coronarse.
La amarga experiencia de aquellos Warriors a los que se les esfumó un bicampeonato los llevó por el camino para firmar a Kevin Durant y cobrar revancha de los Cavaliers y de LeBron James en las siguientes dos Finales, en las que se llevaron los títulos de 2017 por 4-1 y de 2018 con una barrida de 4-0.
Para los Celtics, el título de la NBA los deja en la lisa para firmar una de las remontadas más memorables en su rica historia.
La franquicia más ganadora (junto a Lakers con 17 títulos) ya logró en un par de ocasiones remontar diferencias de 3-2 en la serie en las series por el campeonato de 1962 y 1969, en ambas oportunidades ante sus acérrimos rivales angelinos.
Los Celtics también tiene en su haber la desdicha de haber dejado escapar una ventaja de 3-2 cuando en la serie de 2010 sufrieron un par de descalabros ante los Lakers, en una serie en la que el fallecido guardia Kobe Bryant conquistó su quinto y último campeonato de la NBA con los angelinos.