La ansiedad destruye a los alumnos

(Marchese D. The New York Times; 25 de febrero 2022)

Desde que Laurie Santos, científica cognitiva de Yale, comenzó a impartir su clase La psicología y la buena vida en 2018, ésta se ha convertido en uno de los cursos más populares de la escuela. El primer año que se ofreció la clase, se inscribió casi la cuarta parte del cuerpo de estudiantes de pregrado.

Eso podría interpretarse como algo positivo: todos estos jóvenes ambiciosos buscan aprender técnicas científicamente corroboradas para vivir una vida más feliz. Pero también se puede intuir algo melancólico en la popularidad del curso: todos estos jóvenes ambiciosos buscan algo que han perdido, o que nunca encontraron. The Happiness Lab, que rápidamente se impuso en el abarrotado campo de los consejos sobre la felicidad, ha sido descargado más de 64 millones de veces. “¿Por qué hay tantos libros sobre la felicidad y otras cosas sobre la felicidad y la gente sigue sin ser feliz?”, se pregunta Santos, que tiene 46 años. “¡Porque cuesta trabajo! Porque es difícil”.

El autor tomó licencia para no desgastarse. No es que una mañana te levantes y estés quemado, con más agotamiento emocional….lo que los investigadores llaman despersonalización. Te molestas con la gente más rápidamente, asumes inmediatamente que las intenciones de los demás son malas, te sientes ineficaz.

No puedo decir a mis alumnos: “Oh, tómate un tiempo libre si estás agobiado” si yo estoy ignorando esas señales. No puedes seguir adelante y desear que las cosas no ocurran. Desde que aprendí sobre la ciencia de la felicidad, la trato como cualquier otro problema de salud: si mi presión arterial se dispara, hay que actuar; estoy haciendo estos cambios ahora para no llegar al punto del agotamiento…..lo veo como algo positivo.

Tenemos fuertes intuiciones sobre las cosas que nos harán felices, y utilizamos esas intuiciones para ir en la búsqueda de esas cosas, ya sea más dinero o cambiar las circunstancias. Después de un día ajetreado, quiero sentarme a ver programas de televisión malísimos, aunque sé que los datos sugieren que si hiciera ejercicio o llamase a algún amigo/amiga sería más feliz.

Pero para hacerlo tengo que luchar contra mi intuición. Necesitamos ayuda con eso, y no se consigue de forma natural, especialmente en la época moderna. Nos rodea una enorme cultura del capitalismo que nos dice que compremos cosas y una cultura del logro que destruye a mis alumnos en términos de ansiedad.

También estamos luchando contra fuerzas culturales que nos dicen: “No eres lo suficientemente feliz; la felicidad podría estar a la vuelta de la esquina”.