El Parlamento francés aprobó este viernes una controvertida prolongación del uso del pasaporte sanitario hasta el 31 de julio de 2022, una decisión criticada por la oposición en plena precampaña de las elecciones a la presidencia previstas en abril y en mayo. Tras una serie de idas y venidas con el Senado, los diputados franceses aprobaron por 118 votos a favor, 89 en contra y una abstención esta medida propuesta por el gobierno y que los senadores habían rechazado de plano el jueves por la noche. “La situación sanitaria y su evolución en los próximos meses lo justifican por completo”, dijo antes de la votación el secretario de Estado Adrien Taquet en nombre del ejecutivo, en referencia a un eventual repunte de los contagios por Covid-19.
El Senado y la oposición abogaban por extender la fecha hasta el 28 de febrero, obligando al gobierno a presentarse de nuevo ante diputados y senadores antes de las elecciones. Partidos opositores ya avanzaron un recurso ante el Consejo Constitucional.
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El pasaporte sanitario es obligatorio desde el verano boreal en lugares que acogen más de 50 personas, así como en bares, restaurantes, hospitales (salvo urgencias) y grandes centros comerciales. Su implantación ha generado minoritarias protestas.
Los ciudadanos de Francia pueden obtener el documento si están completamente vacunados contra el coronavirus o con un test negativo. Desde mediados de octubre, esa prueba es de pago para aquellos que no estén inoculados.
Italia es otro país que Europa que mantiene en vigor el llamado green pass. En este caso, los empleados deben contar, de manera obligatoria, con este documento.
Según la ley que adoptó el gobierno de Mario Draghi, todo trabajador que no se haya vacunado, salvo aquellos que hayan tenido la enfermedad recientemente, deben presentar a la entrada de sus lugares de trabajo una prueba negativa, pagada por sí mismo. En caso contrario, se aplica una multa de hasta 1.500 euros (u$s1.700).