Convertir a CFE en el árbitro del mercado representaría un retroceso de 30 años: analistas

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Convertir a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el árbitro del mercado, como lo propone la iniciativa de reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador, comprando toda la electricidad generada en el país, incluyendo aquella que no está actualmente controlada por la empresa estatal, representaría un retroceso de 30 años en la evolución del sistema eléctrico mexicano, afectando gravemente la inversión, las señales de precio y la confiabilidad del abasto. 

La solución a las distorsiones del mercado que pretende la reforma, enfatizó Luis Miguel Labardini Deveaux, socio en Marcos y Asociados Consultoría Energética, “no pasa por la destrucción de un sistema que México como nación ha venido construyendo en las últimas tres décadas”.

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El especialista explicó que, en materia de inversión, la incertidumbre provocada por la falta de un regulador y de reglas eficientes de despacho dispararía hacia arriba el riesgo de las inversiones en el sector, y “haría inviable la inversión privada en nuevas centrales privadas”.
 

En un análisis sobre la propuesta de reforma eléctrica, el especialista considera que existen reclamos puntuales de esta administración respecto del funcionamiento del mercado: los incentivos fiscales a las fuentes renovables, el abuso de la figura de “autoabastecimiento” y los contratos que CFE y SENER han sido calificados de “leoninos”. 

Pero sin duda, explico, los generadores privados también tienen su propia lista de agravios, que incluyen las altas penalidades, y la suspensión, en la práctica, de la reforma misma. “Estos, y otros conflictos pueden ser el reflejo de distorsiones en el mercado, y deben ser resueltos en el marco de la regulación, y no a través de un cambio constitucional”.

Dijo que el Estado puede y debe ejercer su rectoría mediante la regulación del mercado, pero “intentar ejercer la rectoría del Estado mediante la propiedad directa y monopólica de los activos de producción ha resultado históricamente politizada, ineficiente e insuficiente”.
 

Por ello, considero que la existencia de un órgano regulador autónomo -como la Comisión Reguladora de Energía (CRE)- es indispensable para garantizar el óptimo funcionamiento del sistema, la seguridad energética y el eficiente funcionamiento del mercado. El mercado es el mecanismo mediante el cual se construyen las señales de costos y precios, que en la industria eléctrica son muchos y muy complejos, por lo que es importante entender al mercado como un instrumento del Estado para el logro de sus fines.

Recordó que el proceso de creación de un nuevo sistema de energía eléctrica culmina con la llamada Reforma Energética de 2013, la cual derivó en un primer intento para construir un verdadero mercado eléctrico, en el cual la transmisión, distribución y el servicio básico siguen siendo monopolio del Estado, mientras que la generación, suministro y comercialización están abiertos a la competencia. 

Es por eso que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) despacha la energía generada partiendo del precio más bajo, lo que coloca a todas las antiguas terminales termoeléctricas de CFE que utilizan combustóleo y carbón en condiciones de desventaja, porque efectivamente generan la energía más cara (alrededor de 2 mil pesos por megawatts-hora (MWh).