Con una pole (Bahréin 2019) en su segunda carrera con Ferrari, y dos posteriores victorias (Bélgica y Monza), la adaptación de Leclerc al volante de Maranello parecía ser inmediata. Al menos de puertas para fuera, porque la realidad según explica el propio piloto en el ‘podcast’ oficial de la F1, Beyond The Grid, fue muy distinta: “Me costó casi un año para entender exactamente la dinámica del equipo, cómo enfrentar los problemas, cómo reaccionar ante ellos…sí, probablemente casi un año”, asegura.
Con estas declaraciones, Carlos Sainz parece no ser el único que no tuvo un plácido debut en la escudería italiana, en una temporada donde el español ya es sexto (83), tres puntos por encima de su compañero. Un logro, que ya consiguió el mismo Leclerc en su salto de Alfa Romeo a Ferrari en 2019, cuando finalizó 4º en la general, por delante de su compañero en el paddock, Sebastian Vettel (5º).
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“Estoy más cómodo que al principio. Tuve que aprender muchas cosas, aunque desde fuera parece que todo fue fácil. Entonces, tardé probablemente casi un año en sentirme cómodo en el equipo”. Un tiempo que el mismo monegasco admite ser “demasiado”: “Es mucho tiempo. Mucho, mucho pero es muy, muy interesante porque cuando lo vives se siente mucho más corto y puedes sentir cada paso, aprender algo y aplicarlo. También te sientes más en control de la situación”, subraya.
La realidad es que adaptarse al volante del Ferrari no parece ser tarea fácil, pero el joven piloto de 23 años confiesa que este proceso le ha ayudado a crecer “como piloto y como persona”: “Me siento un mejor piloto en comparación a cuando llegué por primera vez. Es un deporte de aprendizaje constante y creo que todos en esta parrilla están aprendiendo cada vez que se suben al coche”, concluyó.