El Centro de Hong Kong volvió a sumirse en el caos con cocteles molotov, una barricada incendiada y gases lacrimógenos en violentos enfrentamientos entre la Policía y manifestantes, que desafiaron la prohibición de movilizarse e invadieron de nuevo las calles de la ex colonia británica.
La Policía justificó la decisión de prohibir una nueva manifestación por los enfrentamientos ocurridos el domingo pasado, uno de los episodios más graves desde el inicio de la protesta en junio.
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Sin embargo, miles de manifestantes vestidos de negro, color emblemático de la protesta, desfilaron por varios barrios del Centro de la región semiautónoma. “Recuperar Hong Kong, la revolución de nuestra época”, coreaban.
La región vive desde hace casi tres meses su peor crisis política desde su retrocesión a China en 1997, con acciones casi diarias que acabaron a veces en disturbios. Una situación inédita a la que no logran dar respuesta las autoridades de la región semiautónoma.
La movilización amplió sus reivindicaciones, denunciando la creciente influencia de China sobre su región y la pérdida de libertades.
Ayer se cumplió el quinto aniversario del rechazo de Pekín a organizar elecciones con sufragio universal en Hong Kong. Esa decisión desencadenó el “Movimiento de los Paraguas” de 2014, marcado por 79 días de ocupación del centro financiero y político de la ciudad.
Aquella movilización, entonces histórica, finalizó sin ninguna concesión por parte del Gobierno central chino. Y los manifestantes actuales están decididos a no dejar morir su movimiento.