Columna ANIMAL

DOS PAISES

 

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Tenía contemplado comentar acerca de la inauguración del acuario subterráneo en la Ciudad de México, perteneciente al consorcio Slim.
No soy de la idea de que un acuario nos hace preocuparnos más por conservar el medio ambiente, ni que el ver animales prisioneros contribuya a preservar especies.
Prefiero reservas donde los animales vivan en libertad, y no acuarios o zoológicos, así sean de categoría de cinco estrellas.
Pero no me voy a detener en esto, ya que esta semana me he topado con dos noticias muy diferentes relacionadas con un mismo tema, y que nos dicen mucho sobre la apertura y evolución de dos sociedades aparentemente no muy distintas.
Sucede que en Matehuala, esta semana se llevaron a cabo razzias de animales callejeros, y por ahí circuló incluso una imagen de una fosa común con los animales sacrificados.
Si bien estas capturas tienen lugar todo el tiempo en casi todas las ciudades de nuestro en muchos sentidos poco evolucionado país (y sin ningún resultado, pues ninguna comunidad puede decir que ha terminado con el problema de la sobrepoblación de perros callejeros), esta llamó mucho la atención en las redes sociales gracias a los esfuerzos de los animalistas de esa ciudad.
Muchos piensan que la existencia de los canes en las calles es un riesgo a la salud humana, y que además pueden presentarse agresiones y mordeduras.
Si eso es verdad lo es en mayor medida por una falta de cultura y consciencia de una sociedad donde no pasa nada si al animal al que no se quiere ver más en el frente de la casa, se le arroja agua caliente, o se le prende fuego.
Donde los niños no aprenden a respetar a los animales no humanos (desafortunadamente ni a los humanos), y es muy común que acosen a perritas con crías, con lo cual ellas responden defendiendo a sus cachorros, como lo haría cualquier madre.
Donde el abandono no se castiga, ni tampoco la crianza indiscriminada, misma que muchas veces termina con el abandono de animales que fueron comprados solo por impulso.
Algunos animales son ariscos, temerosos, y a veces agresivos, porque así los hemos hecho.
La contraparte viene del otro confín del mundo, del país que muy probablemente es el más avanzado de América Latina, Chile.
Un país ordenado, muy seguro, sin desempleo.
Como hay muchos animales callejeros, y apenas una muy incipiente cultura de la esterilización, se lanzó en el 2013 una iniciativa para volver a las capturas y las matanzas.
Sin embargo, esta semana los esfuerzos de los protectores de animales se han visto recompensados ya que, la misma Presidenta Michelle Bachelet, ha anunciado un programa a nivel nacional de esterilizaciones masivas, y se ha abandonado la idea de los sacrificios.
Ya lo he comentado en este mismo espacio, en ese país no hay un rechazo hacia el callejerito, no se les maltrata y si se les alimenta y cuida.
Cabe mencionar y destacar que estos animales, ya esterilizados, tendrán una mejor calidad de vida, y como la población comenzará a disminuir poco a poco, la sobrepoblación de animales será disminuida usando métodos verdaderamente humanitarios.
Infelizmente, lo que se separa a nuestra sociedad de la chilena no sólo son los miles de kilómetros.