Indicador Politico

Por Carlos Ramirez

En 1987 Cuauhtémoc Cárdenas inventó la Corriente Democrática del PRI para oponerse al dedazo del presidente Miguel de la Madrid para imponer como candidato presidencial a Carlos Salinas de Gortari. Hoy Cárdenas rompe procedimientos democráticos para un autodedazo que lo vuelva a colocar, de manera antidemocrática, en el papel de Caudillo en el PRD.
En 1987, Marcelo Ebrard era un orgulloso priísta y salinista y operó en contra de Cárdenas y la CD, lo que le valió un puesto en el IEPES del PRI durante la campaña de Salinas. En 1991, con el uso de todo el aparato de poder del Estado y del Departamento del Distrito Federal, Ebrard aplastó al PRD en la ciudad de México. Hoy Ebrard sale en defensa democrática del PRD.
La película de la disputa por el PRD es un remake de prácticas políticas pasadas: un caudillo por la democracia que hoy quiere imponerse vía el autodedazo y un priísta-salinista que quiere tomar por asalto el PRD en nombre de la democracia y queriendo olvidar los tiempos en que hizo añicos como priísta al PRD en el DF.
Si ninguna de las tribus que se disputan al PRD en una competencia sin reglas en la que todo se vale tiene calidad moral y política para hablar en nombre de la democracia, al final la disputa por el partido carece de una propuesta política y social y todo se reduce a ganar el partido para usarlo en beneficio propio en el reparto de las candidaturas legislativas federales del próximo año de 2015.
El Cárdenas de 1987 que se salió del PRI para empujar la democratización y que fundó el PRD como el partido de una nueva opción ya perdió la brújula política y sólo quiere reconstruir su caudillismo personal; en los hechos, carece de una propuesta. Lo grave del asunto fue que Cárdenas se distanció del PRD en 1997 para lanzarse como candidato al gobierno del DF, luego en el 2000 se autodesignó candidato presidencial del PT antes que del PRD vía el autodedazo y finalmente se alejó del PRD para colaborar con el gobierno panista de Vicente Fox.
A partir del 2000, Cárdenas abandonó en la práctica al PRD quiso competir por la candidatura presidencial en el 2006 pero López Obrador se la ganó. Ante la decisión del tabasqueño de empujar al PRD al abismo de la ilegalidad, Cárdenas tibiamente apoyó a Los Chuchos para defender al partido de López Obrador y operó como el dique ante el avasallamiento del tabasqueño. Paulatinamente, luego de la payasada de López Obrador de erigirse en presidente legítimo con banda presidencial, silla gestatoria, gabinete presidencial y toma de protesta nada menos que por Elena Poniatowska, el PRD se distanció de esta práctica de política patito y se cobijó debajo del ala cardenista.
Ahora Cárdenas en el mejor estilo de la política priísta quiere desplazar a Los Chuchos del PRD y tomar por asalto el partido olvidándose del ejemplo democrático de 1987. Y para colmo, la megatribu de chiquitribus de Bejarano se presenta como anti Corriente Democrática que quiere entronizar a Cárdenas en la dirección del PRD aparece liderada por el impresentable René Bejarano y la imagen de dinero de la corrupción amarrado con ligas que recibió en 2004 en nombre de López Obrador y por el Ebrard priísta que borró al PRD en el DF en 1991 para beneficio de Salinas.
En 1987 Cárdenas pedía elección interna del candidato presidencial priísta de 1988 pero hoy Cárdenas no quiere elecciones sino que busca, al estilo de López Obrador, que las masas lo lleven hasta la dirección del partido para salvar al PRD de la debacle. Y el PRD que quería ser el alma de la democratización es hoy un partido de caudillos, tribus y grupos políticos que nada tienen que ver con la democracia.
Así, los caudillos de la democratización son una caricatura de su pasado.

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