Fascinado por la cultura y los misterios de los incas, el escritor y divulgador Borja Cardelús se sumerge en el imperio andino para retratarlo en su nueva novela, “Inca”, con la que pretende “arrojar luz en todo ese mundo” a través de la literatura con rigor histórico.
“Es una novela que parece de acción o de aventuras, pero se trata de hechos fidedignos y ciertos. Es lo que me parece más interesante porque arroja luz sobre un mundo que desconocíamos”, dijo a Efe Cardelús.
Su interés surgió cuando recorrió y escribió el libro “El gran camino inca”, donde tuvo que documentarse y “profundizar” en las crónicas de los españoles que recogieron los testimonios de los últimos incas.
“Era un mundo oscuro. Se hablaba de los incas, pero no se sabía muy bien qué es lo que había pasado con ellos, qué es lo que habían hecho y cuáles fueron las circunstancias que llevaron al final del Imperio”, dice el escritor.
La trama de “Inca”, publicado por Polifemo, se centra en la última época del Imperio, bajo el poder de Huayna Cápac, cuando “se había hecho demasiado grande, demasiado extenso, y aparecieron los primeros síntomas de fragilidad que llevaron a su final”.
Sus hijos, Huáscar y Atahaualpa, se disputan la sucesión y son dos de los personajes centrales de la novela.
“Hay intrigas, conjuras, envenenamientos, intentos de golpes de estado, traiciones y, al mismo tiempo, se narra todo lo que sucede en la propia sociedad inca con el pueblo llano”, explicó.
Descrito por el escritor como el “imperio más importante de Latinoamérica”, por delante de mayas o aztecas, Cardelús subraya que en sus momentos de mayor esplendor el Estado inca “era una organización casi perfecta, llevada desde Cuzco, donde había una redistribución de los bienes que evitó las tradicionales hambrunas de los Andes”.
Aunque también recalca que había un “sometimiento de la población muy intenso, obligada a trabajar el 66 por ciento de su tiempo para el Estado inca”.
La época de “Inca” coincide además con la llegada de los españoles con Francisco Pizarro al mando, un hecho que marcará la caída y el fin del Imperio.
“A Atahualpa le perdió la curiosidad.
Su madre le advirtió de que no conociera a los españoles, que se deshiciera de ellos, pero quiso verlos en persona para apoderarse de los caballos”, explicó
Cardelús, quien añade además que Pizarro supo de sus intenciones y, con un rápido golpe militar, pudo capturar al gobernante inca
también cree que todavía quedan “algunos” misterios e interrogantes sobre los incas por resolver y cada año se descubren momias.
“No enterraban a los cuerpos sino que los metían en los Andes porque creían que ahí seguían viviendo e incluso les llevaban alimentos. La vida del ultramundo y de los dioses de los incas también es fascinante”, concluye.
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