«Eramos el público de nosotros mismos»

Cuenta el escultor, pintor y maestro Manuel Felguérez: «De una manera natural, éramos el público de nosotros mismos», al evocar a la generación de artistas de la que forma parte, una generación abierta, integrada por representantes de muy diversas disciplinas, desde teatreros, como Juan José Gurrola y Alejandro Jodorowsky, pasando por escritores como Juan García Ponce y Salvador Elizondo, hasta artistas como Vicente Rojo y Alberto Gironella.
De esa generación habla la muestra Desafío a la estabilidad que exhibe en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, entre otras obras, el Mural de Hierro, que Felguérez inauguró en el Cine Diana el 19 de enero de 1962.
Es en el contexto de esa muestra que hoy a las 18 horas se realizará la ceremonia de entrega del Reconocimiento Universitario a Felguérez, en homenaje a sus aportes a la experimentación artística, su trayectoria como artista y su influencia en el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX.
La entrega del Reconocimiento Universitario podría ser también la ocasión para saber si esta obra, que ocupa un muro de más de 30 metros de ancho de la sala nueve, se quedará en la UNAM. “Me han dicho que sí —cuenta Felguérez—, pero todavía no se decide en qué sitio. Es provisional el lugar donde actualmente se exhibe. Parece que va a ser adquirido, no sé si comprado, donado o qué; me da un gusto total porque soy maestro jubilado de la UNAM, con más de 30 años de servicio ahí. Que una obra importante mía se quede en la UNAM es un privilegio. ¡Qué mejor que ahí!”
Felguérez recuerda que fue a través del arquitecto que construía el cine Diana como se planeó el mural en 1961: “El problema era que para hacer factible un mural de ese tamaño, no había que hacer un presupuesto que no se pudiera cumplir; en gran parte el uso de la chatarra fue con esa intención: poder llenar 30 metros de largo por seis de alto, con un material que no implicara un costo”.
Fue muy polémico por distintas razones; así lo cuenta su autor: “No fue el primer mural que hice, pero sí fue el que más ruido armó. Durante los años 50, cuando se hablaba de muralismo, era del Muralismo mexicano, con su temática nacionalista, educativa, figurativa, realista, y este mural vino a romper con una tradición de muchos años; es el primer mural que es un poco irreverente. Todos los murales estaban en edificios públicos y ese fue el primero que aparecía, ¡para colmo!, en un cine. Ahí se rompía con una tradición.
A muchos les pareció un sacrilegio, mientras que para jóvenes, escritores, músicos y los que empezábamos, era un poco emblemático de nuestra actitud hacia la Modernidad”. La pieza fue polémica además porque en su inauguración, que congregó a más de mil personas, según recuerda el propio artista, tuvo lugar un performance de Jodo-rowsky.
La obra es muy representativa en la muestra. Para García “ es importante porque por un lado marca una continuidad y un alejamiento de lo que era el Muralismo.

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