Franz Ferdinand demuestra su amor por México

Potencia en el sonido de cada uno de sus instrumentos fue la que emanó en el concierto de la banda escocesa de indie rock Franz Ferdinand, quienes regresaron a México después de su exitosa presentación hace dos años, en la que hicieron vibrar el Palacio de los Deportes.

Con un reloj y letras bajando rápidamente en la pantalla detrás de ellos, salieron al escenario a las 20:34 horas haciendo gritar a su público con la interpretación de «Bullet», «No you girls» y «The dark of the matinée», en la cual hicieron a los 15 mil 286 presentes, según las cifras de los organizadores, levantar los pies del suelo.

«Gracias. Hola México», dijo el vocalista Alex Kapranos en el poco español que intentó hablar en la noche, para después reactivar la emoción al ritmo de «Evil eye», en donde enseñaron una toalla con el diseño de su cuarto álbum de estudio Right thoughts, right words, right action, el cual se encuentran promocionando.

Utilizando un atuendo blanco con negro siguieron un repertorio con «Tell her tonight» y «Do you want to», que entre aplausos también incluyó el cántico de la leyenda escrita en una bandera: lo afortunados que eran con este reencuentro.

«Todo bien, esto fue bueno y es genial estar aquí. A veces es momento de decir cosas de amor y otras de festejar y hoy es tiempo de las dos cosas», expresó Alex.

«Nosotros amamos México», siguió diciendo al interpretar algunos de sus éxitos tales como «Walk away», «Can’t stop feeling», que despertó gritos al quitarse su chamarra, «Michael», la aclamada «Take me out», «Love illumination», «Ulysses» y «Outsiders», donde todos ayudaron a tocar la batería para después despedirse.

Tras unos momentos, y a pedido de los asistentes, volvieron con los brazos abiertos y la bandera de México en las manos de su vocalista (anteriormente estaba colgada en el teclado) para ponerla en sus hombros e interpretar tres temas más como «Call me» o «This fire» entre aplausos e irse.

Sin embargo, salieron nuevamente a complacer a sus seguidores para cerrar un concierto poco menos de dos horas de duración con «Goodbye lovers & friends».