La cápsula Maven de la agencia espacial estadounidense NASA avanza “según lo esperado” en su trayecto hacia la órbita de Marte, a donde se espera que llegue el 22 de septiembre próximo para intentar averiguar por qué gran parte de los gases de la atmósfera del planeta rojo se perdieron en el espacio.
Así lo aseguró en una entrevista la ingeniera costarricense y subdirectora técnica del proyecto de la NASA, Sandra Cauffman.
La Misión Maven, que corresponde a las siglas en inglés de “Evolución Atmosférica y Volátil de Marte”, despegó en noviembre pasado y hasta el momento, y en lo que lleva de su recorrido, marcha correctamente.
“Posteriormente a ser lanzado, lo primero que hacemos es desplegar los paneles solares para cargar las baterías, por ahí de enero empezamos a encender los instrumentos. Tuvimos un susto con uno de ellos pero al final todo funcionó, todo va en orden”, explicó Cauffman.
La ingeniera de la NASA se encuentra esta semana en Costa Rica realizando una serie de charlas llamadas “Siguiendo mis sueños más allá de las estrellas”, con las que busca inspirar a estudiantes.
El objetivo de la misión a Marte, la primera centrada en la capa de gases que rodea el planeta, es investigar la evolución de la atmósfera marciana y sus interacciones con el sol.
Los expertos aspiran a descubrir los motivos por los que la atmósfera marciana perdió gran parte de los gases que la formaban y el Planeta Rojo se transformó de un lugar cálido y húmedo, donde pudo haber vida microbiana, en un desierto frío.
Consideran que esta combinación de mediciones detalladas en proximidad y toma de imágenes globales es la mejor forma de entender las propiedades de la atmósfera de Marte.
“Queremos comprender qué pasó con la atmósfera marciana.
Sabemos que el Sol ha estado arrancando la atmósfera, pero además queremos responder preguntas que se han mantenido, como los procesos que han contribuido a que la atmósfera se perdiera y tratar de ver si ha tenido una atmósfera por lo menos en algo parecida a la Tierra”, declaró Cauffman.
Explicó que en febrero pasado revisaron todos los sistemas de comunicación y navegación y ya están recibiendo datos de la misión Maven.
Algunos instrumentos, en total son ocho, funcionan durante el trayecto y otros más específicos se ejecutarán cuando llegue a la órbita marciana.
Dentro de las acciones que se han realizado hasta el momento está corregir la trayectoria para colocar al satélite en la dirección correcta para cuando ingrese a la órbita del Planeta Rojo.
“Lo más problemático es que, una vez que estamos en la cercanía de Marte, el satélite es autónomo, le mandamos la señal y la ejecuta autónomamente.
Hemos mandado 10 dispositivos y de ellos perdimos tres, por lo tanto, entrar en órbita no es fácil, esa entrada es bastante peligrosa y hay que entrar a la velocidad apropiada”, afirmó Cauffman.
Además, la ingeniera comentó que un mes después de que Maven llegue a la órbita pasará un cometa que puede poner en riesgo la misión y a otros dos satélites.
“Hay un cometa que llega a Marte y su cola va a pasar rozando el planeta.
El satélite está hecho para protegerse de micrometeoritos pero no en grandes cantidades, y no sabemos lo que va a traer ese cometa, así que estamos en operaciones para mitigar los efectos”, manifestó.
Dentro de las estrategias se evalúa colocar el satélite de medio lado para evitar, en lo posible, que los restos golpeen partes importantes del dispositivo.
La cápsula girará alrededor de Marte en una órbita elíptica que oscilará entre los 6 mil kilómetros de distancia respecto a su superficie en el punto más lejano y 150 kilómetros en el más cercano.
Construido por Lockheed Martin, Maven es un satélite que pesa 903 kilos (2 mil 550 kilos con combustible) y mide 11,4 metros cuando tiene las alas desplegadas, puesto que dispone de más de 2.000 células fotovoltaicas que le permiten funcionar con luz solar.
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