De las casi 40 canciones que Paul McCartney interpreta en su gira Out There!, 27 son un problema para el exbeatle, pues debe pagar regalías cada vez que las canta.
La paradoja: ‘Macca’ no es el dueño de los derechos de sus temas y de otros en las que compartió créditos con John Lennon, en su etapa dentro de los ‘Fab 4’. “Sabes que no sienta muy bien salir de tour y tener que pagar por cantar todas mis canciones”, dijo McCartney en una entrevista en el 2006.
El problema se remonta a los días en que Brian Epstein -mánager del cuarteto- no pudo conservar los derechos para los autores; pero el ‘clímax’ llegó con un encuentro y un consejo que forman parte de un triste anecdotario.
McCartney y Michael Jackson se reunieron en 1983, tras el éxito de su colaboración en The Girl is Mine y Say Say Say. El ‘nice Beatle’ soltó el comentario al ‘Rey del Pop’ de que una buena porción del negocio musical reposa en los derechos editoriales sobre canciones. McCartney mismo tenía el control sobre composiciones de Buddy Holly o Carl Perkins.
El Sir ya había bregado por conseguir los derechos sobre sus creaciones en Los Beatles, pero su capital no le fue suficiente. Pero Jackson y su bufete de abogados manejaron la situación: USD 47,5 millones por 250 canciones de Lennon-McCartney. 10 años después de la negociación (en 1995), Jackson vendió el 50% de esos derechos a Sony, para saldar deudas.
Ahora ‘Macca’ debe pagar a la empresa japonesa cada vez que canta Hey Jude, Yesterday, Michelle, Eleanor Rigby… Pero parece que ‘Macca’ podrá despertar de la pesadilla.
En Europa, Love Me Do y PS I Love You ya son de dominio público por la regulación sobre derechos de autor; mientras que en Estados Unidos los compositores pueden obtener el control de los derechos de sus canciones publicadas antes de 1978, siempre que hayan pasado 56 años. Así, por ejemplo, Love Me Do volverá a su autor en el 2018 y Let It Be, en el 2026.
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