Por Francisco Rodriguez
¿Y el manotazo de Slim?
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Carlos Slim está enojado, furioso. Su irritación no es poca cosa. Es la furia de uno de los hombres más ricos del mundo, merced a la especulación y, claro, a la influencia política oportuna y oportunísticamente ejercida.
Es el enfado de quien, con un click, hoy puede derrumbar la peculiar Bolsa de Valores y con ello provocar pánico entre los financieros nacionales y extranjeros y… para que le platico lo que sigue si usted ya conoce y ya sufrió esa historia.
Es el berrinche del capitalista que alquila la fuerza de trabajo de muchos millares de mexicanos a quienes podría despedir con cajas destempladas sólo porque sí.
Es el berrinche de quien, también, alquila plumas, “intelectuales”, opinólogos que vierten elogios hacia él, hacia su visión empresarial, hacia lo mucho que, dicen, ha hecho por México, quienes –entrelíneas– advierten que su mecenas, aquel de quien son sólo amanuenses, está dispuesto a todo.
Y todo es presión.
Es chantaje.
Ánimo de doblegar no sólo al gobierno sino al mismísimo Estado.
La campaña de Slim está en marcha. Se cuela en las páginas de algunos diarios, en los teassers de ciertos noticieros, en comentarios, editoriales y columnas. Él que lo ha dado todo, él que nos llevó de la mano a la modernidad telefónica, él que generoso cobra las tarifas más bajas del planeta, él… es víctima a quien se declara preponderante en su actividad y, pobre, quieren que regale así porque sí 30 mil millones de dólares que quién sabe dónde y cuándo ha invertido.
¡Patrañas!
¿Es esta la primera reacción del enojado Carlos Slim?
¿Va a dar el manotazo?
¿De qué magnitud?
DE LA MADRID Vs. HANK
No son estos ya, por fortuna, aquellos tiempos en los que otro poderoso –política y económicamente– doblegó al gobierno federal.
Recuerdan los memoriosos, ahora que viene al caso, la proverbial enemistad que el colimota Miguel de la Madrid sentía por el mexiquense Carlos Hank González.
Pleitos soterrados, zancadillas debajo de la mesa, piquetes de ojo y cuanta marrullería venía al caso propinaba quien era secretario de Programación y Presupuesto al regente del Distrito Federal durante el lopezportillato en el que ambos formaban filas.
Ganó De la Madrid la Presidencia de la República y, cuentan, mandó a llamar a su hombre anti-corrupción Samuel del Villar, a quien le encargó elaborar un muy detallado informe sobre los negocios, las ligas políticas, la vida privada incluso de quien, a la vera de Isidro Fabela, dio forma y fuerza al hoy entronizado Grupo Atlacomulco.
Del Villar se apresuró y llevó el reporte a Los Pinos. Jubiloso, De la Madrid quiso actuar de inmediato en contra de “El Profesor”. Encarcelarlo. Cuando menos enviarlo al exilio.
El relato apunta que una voz pacifista, sospechosamente interesada –hay quien dice que la de Emilio Gamboa; otros, que la de Carlos Salinas– detuvo las intenciones de don Miguel. Con una reflexión simple, simplista, simplona:
“Tu sexenio, Miguel, se acaba en 1988. El poder y la influencia de Hank trascenderán este y varios siglos más”.
De la Madrid paró su jauría. Carlos Hank dejó de ser la presa, el trofeo que anhelaba posar sobre la chimenea.
A través de un alfil, doblegó al gobierno. Al Estado.
No es hoy el caso.
La decisión está tomada.
Sólo se está a la espera del manotazo.
Para el que habrá reacción.
La del peso y fuerza legítima del Estado.
¿Cómo la ve?
Índice Flamígero: No sólo la política, también los intere$e$ hacen extraños compañeros de cama. Así las cosas, ¿cómo ve usted el matrimonio Slim-PRD, ahora en plena luna de miel?