Visita Puerto Escondido, un bonito lugar en Oaxaca

El destino ideal para relajarse

En este rincón del Pacífico mexicano, los días transcurren montando olas salvajes en tablas de surf, liberando tortugas, admirando el atardecer o simplemente, tumbados bajo los rayos del sol como “dios nos trajo al mundo».

A pesar de ser uno de los destinos consentidos de la costa oaxaqueña, Puerto Escondido sigue manteniendo su atmósfera rústica y relajada, que se nota al no encontrar grandes cadenas hoteleras.

Aquí se duerme en cabañas, en posadas familiares cercanas a la playa, o en hoteles boutique eco-chic que incitan al romance. También se puede llevar una casa de campaña para descansar libremente frente al mar.

Una de las cosas que hay que hacer en Puerto Escondido es caminar por el Adoquín, la primera calle pavimentada del destino, llamada Pérez Gasca. Esta arteria está llena de músicos amateurs que alegran el día, tiendas de artesanías y alusivas al surf, pequeños bares para beber un mojito y restaurantes para comer mariscos o una pizza a la leña. De noche, la calle es peatonal, lo que permite realizar un paseo relajado.

Ir de playa en playa también es otra de las actividades favoritas al viajar a Puerto Escondido. Desde la Playa Principal parten lanchas para ir al encuentro de tortugas y delfines.

Zicatela es la de mejor ambiente y la meca del surf, por sus constantes olas. Playa Bachoco es ideal para ir en pareja y dar un paseo a caballo. Por otra parte, tenemos Puerto Ángel, el imán de los mochileros y los amantes de la naturaleza que buscan una escapada para ver cascadas o prefieren esnorquelear en aguas tranquilas. Por último, llegamos al pueblo Mágico de Mazunte con sus campamentos tortugueros abiertos casi todo el año y playa hermana, Zipolite.

Seguramente sabrás que esta es la única playa nudista de México.

Muy cerca de Puerto Escondido se encuentra la Laguna de Manialtepec y las Lagunas de Chacahua. El tour más popular se realiza de noche para apreciar el fenómeno de la bioluminiscencia.

Puerto Escondido se ubica a 290 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Definitivamente la mejor temporada para visitar esta joya del pacífico mexicano es de los meses de enero a mayo y de octubre a diciembre para disfrutar de un clima soleado, marzo, abril y mayo son meses más templados.