Salinas en Dublín

Lo interesante ahora sería saber los motivos del ex presidente para irrumpir en el escenario público con un texto eminentemente literario y casi de carácter anecdótico en torno de su manifiesta amistad con el recientemente desaparecido escritor colombiano-mexicano. (¿Colmexiano, se le podría llamar?)
Hace algunos años estuve en Dublín, con Carlos Salinas de Gortari, casi media mañana de un incierto domingo grisáceo y frío. Me citó en una taberna vacía y penumbrosa en cuyo rincón lo hallé hermosamente vestido con una corbata verde, una gorra de lana y un traje impecable. De cuanto hablamos ya no tiene sentido ahora ni ahondar ni recordar. Lo publiqué, para su enojo, en la revista EPOCA y a cambio recibí una cadena de denuestos por el supuesto incumplimiento de un compromiso “off the record”.
Hoy, como entonces, esa discusión ya no tiene sentido. Ni sus palabras conmovieron a las estrellas, ni mi texto influyó para nada en el curso de los planetas y su eterno girar en el infinito. Como la tierra cuya rotación no se fija en nosotros.
Sin embargo esa conversación me regresó a la memoria por el texto de Salinas publicado en un diario recientemente. En aquella charla, además de asuntos relativos a la política, la prisión de su hermano y algunos otros tópicos de aquella olvidada actualidad informativa, Salinas me habló de Joyce y del “Bloomsday”.
—Es dificilísimo leer a Joyce en su idioma. Yo casi no puedo, me cuesta mucho trabajo y muchas consultas”, me dijo aquella mañana.
El “bloomsday” es, como todos sabemos, una fiesta anual para celebrar al personaje central de “Ulises”, Leopold Bloom y se conmemora cada 16 de junio desde 1954. Por eso ayer fue publicado ese texto. Como también todos sabemos “Ulises” es una narración complejísima cuyo desarrollo dura nada más 24 horas y el día la referida fiesta, a la cual ahora sabemos el ex presidente llevó a Gabriel García Márquez, muchos se disfrazan de Joyce, con sombrero, espejuelos y gesto agrio. No sé si García Márquez se caló quevedos o Salinas se dejó crecer en la cabeza el hongo gris de un bombín de fieltro (habría dicho Ramón Gómez de la Serna). No importa.
Lo interesante ahora sería saber los motivos del ex presidente para irrumpir en el escenario público con un texto eminentemente literario y casi de carácter anecdótico en torno de su manifiesta amistad con el recientemente desaparecido escritor colombiano-mexicano. (¿Colmexiano, se le podría llamar?).
Lo único evidente es la diferencia cultural entre Salinas y algunos de sus sucesores. No me imagino a Zedillo, por ejemplo, ocupado en leer a Joyce. Mucho menos a Vicente Fox y ya no digamos a Felipe Calderón cuya atención cuando mucho le da para ir al mundial de futbol.
Salinas tiene otro perfil cultural. Estas líneas lo demuestran:
“Como si todo estuviera dando vueltas (“leit motiv” de “Cien años de soledad”), la conversación durante la visita del Gabo a Dublín hizo posible la convergencia de tres inmortales de la literatura universal… (Joyce, Hemingway y García Márquez)…”, casi todo en torno de la añosa librería Hodges Figgis.
GAMBOA
En torno del debate a la reforma energética el senador Emilio Gamboa asegura: “nos hemos conducido con apego a la ley, respetando, escuchando y atendiendo a todos los actores, es por ello que hasta el momento los dos primeros paquetes han sido objeto de alrededor de 140 modificaciones, lo cual es muestra de que hemos sabido realizar una propuesta incluyente para sacar adelante una mejor ley.
El gobierno maldito
Uno de los misterios más profundos de la política mexicana es la aparente imposibilidad de llegar a la Presidencia a partir de la jefatura del Gobierno de la ciudad de México. La gran capital, al parecer, se cobra con creces el honor de gobernarla.

Si bien en algún tiempo (durante la vigencia de un gobierno por delegación ejercido a través de un departamento administrativo –DDF—) la responsabilidad constitucional recaía en el presidente de la República en turno y convertía al regente en un empleado cuya suerte iba atada a los caprichos de su jefe, las cosas no cambiaron con la elección del gobernante urbano. Es más, ahora se ven peor.

Revisemos la fragilidad el cargo.

Ernesto P. Uruchurtu, “El regente de hierro”, como le decían, no soportó el papirotazo de Gustavo Díaz Ordaz, quien le armó un desalojo de colonos en Santa Úrsula Coapa y le cercenó una carrera exitosa. Algunos dicen, fue una venganza por haberlo hecho llegar tarde a la inauguración del estadio Azteca y sufrir una rechifla espantosa de los insolados asistentes, mientras otros dicen, fue un ajuste de cuentas entre quienes querían construir el Metro, los grupos dependientes de la extinta Alianza de Camioneros cuyo pulpo controlaba plenamente el transporte de la ciudad. Un grito de Don Gustavo y el hierro se dobló. Nunca más tuvo un cargo público.
Alfonso Corona del Rosal aspiró inútilmente al cargo mayor y de nada le sirvió haber inaugurado el Metro. Se fue con sus honores.
Alfonso Martínez Domínguez sucumbió ante la maniobra sangrienta de Luis Echeverría, quien a viles aletazos de “halcón” lo echó a la cuneta. Dejó la actual estructura delegacional del DDF, obstáculo principal para la nueva constitución a la cual el PRD aspira; y apenas abandonó el ostracismo cuando José López Portillo lo hizo gobernador de Nuevo León, tanto por sus méritos como para joder a Echeverría.Carlos Hank González se gastó una fortuna en promover el cambio del 82 para la elección del 82 y apenas logró ser secretario de Turismo y Agricultura. Muy poco para sus méritos y talentos. Oscar Espinosa conoció hasta una cárcel en Managua y muy caro le costó a Manuel Camacho la aventura de encaprichase desde el DDF en una candidatura visiblemente preparada para Luis Donaldo Colosio.
Y de los “electos, ni hablar. Cuauhtémoc Cárdenas no pudo; tampoco Andrés Manuel y ya ni hablemos de Rosario Robles o Alejandro Encinas. Hoy queda la oportunidad para Miguel Ángel Mancera, pero a la luz de los sabotajes, las celadas y las emboscadas, las cosas se ven difíciles.
Antes los “regentes” se veían frágiles por falta de apoyo popular, pero ahora la fragilidad se presenta a pesar del apoyo electoral. ¿Cómo se explican estas emboscadas contra Miguel Ángel Mancera?, ya sea en el informe de la senadora Dolores Padierna (cuide sus amistades, doctor) o en el de la comisionada de los Derechos Humanos en el DF, la señora Perla Gómez, quien ha convertido la comisión en trinchera de los anarquistas.