¿Por qué sacamos un pie de la cama para dormir?

Lo que hacemos es disminuir la temperatura interna de nuestros órganos disipando el calor hacia fuera a través de la vasodilatación

A hora de dormir cada persona tiene sus propias costumbres como el tipo de almohada, usar varios cojines, tener la luz encendida o apagada… Sin embargo, una acción que se repite a menudo es sacar un pie fuera de las sábanas. Pero ¿por qué tenemos esta costumbre cuando vamos a dormir? Lo cierto es que este acto cotidiano corresponde a un mecanismo importante cuando queremos conciliar el sueño: la regulación de la temperatura corporal, tal y como afirma a CuídatePlus María José Martínez, coordinadora del grupo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES). “La explicación de cómo incluye la temperatura a la hora de conciliar el sueño es que para poder dormir tenemos que expulsar el calor interno hacia fuera a través de la vasodilatación”, detalla esta experta.

En otras palabras, el cuerpo humano funciona como cualquier otra máquina que tras funcionar a lo largo de todo el día se calienta y, para descansar, necesita refrigerarse. Y, ¿cómo se produce este proceso desde un punto de vista científico? “Lo que hacemos es disminuir la temperatura interna de nuestros órganos disipando el calor hacia fuera a través de la vasodilatación, es decir, se abren los capilares sanguíneos de forma que aumentamos nuestra temperatura periférica en la piel, las manos y los pies”, Y, una vez que se produce esta vasodilatación, es cuando tendemos a sacar un pie para expulsar ese calor.

“Este fenómeno lo podemos observar de forma muy clara en los bebés que, cuando tienen sueño, vemos que las orejas y la nariz están rojitas y calientes y, lo que está sucediendo en realidad, es que están vasodilatando las zonas periféricas para expulsar el calor que les sobra y poder dormir”, señala Martínez.

Por tanto, esa vasodilatación que sirve para regular la temperatura corporal y poder descansar se lleva a cabo en las zonas periféricas del cuerpo, “de ahí a que en invierno incluso aunque haga mucho frío o en verano tendamos a taparnos con la sábana, saquemos el pie fuera para expulsar ese calor”, apunta la coordinadora del grupo de Cronobiología de la SES.