Las posadas de hoy fueron «fiestas de aguinaldo», hace 200 años

Las posadas

Las tradicionales posadas, uno de los festejos decembrinas más populares en México, volvieron con fuerza este 2021 luego de que el año pasado se redujeran debido al confinamiento obligado por la pandemia y hoy dan esperanza a los mexicanos, pese a la amenaza de la variante Ómicron del coronavirus. 

«Este tipo de eventos son tradición, siempre han activado la economía para todos, para la gente que se le da trabajo, esperemos que este año sea así y la gente nos apoye trabajando», dijo Isabel Soto Martínez, una comerciante de la Ciudad de México. 

Isabel forma parte de una verbena establecida en la alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la capital mexicana, donde este año reanudaron la antigua tradición de las posadas, que se festejan nueve días a partir del 16 de diciembre. 


Para ella, como para millones de mexicanos, la reactivación de este tipo de festejos es un respiro luego de más de 18 meses de confinamiento y las malas noticias debido al coronavirus, que en México roza los 4 millones de contagios y suma 297 mil 835 muertes. 

El año pasado «me la pasé en casa, un poco más aburrido sin todas estas festividades de la feria, los Reyes Magos, la foto, las tradiciones de cada año», afirmó por su parte Jesús, quien tiene un negocio particular y suele asistir anualmente a este tipo de actividades. 

Reconoce que 2020 fue «un poco más deprimente» sin salir de casa «y todo lo que se veía en la televisión eran cosas trágicas de la pandemia». 

Mes de festejos

Alejandro Tovar, historiador y docente explicó que las fiestas navideñas son una expresión de «sincretismo», pues en ellas se conjuntan elementos de los pueblos originarios «así como la cultura occidental, e incluso asiática». 

Señala que aunque en México todavía existe una herencia histórica por celebrar la Navidad el 25 de diciembre, las festividades y ceremonias decembrinas se alargan durante todo el mes. 

«Esto se percibe con mayor intensidad desde el 12 de diciembre, día en que se conmemora la advocación mariana a Nuestra Señora de Guadalupe y se incrementa a partir del 16 de diciembre, momento en que comienzan las tradicionales posadas», dice. 

Las posadas, que llegaron con la conquista española, son representadas por grupos de personas -sin importar el número- que se dividen en dos, uno se coloca fuera de la casa y el otro adentro. 

Los que se colocan afuera representan a la Virgen María y a José y con villancicos navideños piden asilo a los de la casa, quienes a su vez les contestan también con canciones de esta época. 

Esta representación se lleva a cabo de esta manera porque, según la tradición, María y José tuvieron que ir de puerta en puerta pidiendo posada. 

Tras esta escenificación, los presentes en la posada rompen la piñata -ollas de barro rellenas con fruta y forradas con papeles de colores- que según la tradición deben tener forma de estrella con 7 picos, pues cada uno de ellos representa a los pecados capitales. 

Las personas, de una en una y con los ojos vendados -hecho que simboliza la fe-, tratan de romper la piñata con un palo que a su vez representa a Dios. 

La posada concluye con una fiesta, en la que los anfitriones ofrecen a sus invitados diferentes platillos y ponche, bebida caliente hecha con fruta de la temporada, como caña de azúcar, manzana, ciruelas pasas, guayabas, entre otros. 
 

Tradición de siglos 

De acuerdo con Tovar, la tradición de las posadas se celebra desde hace dos siglos, aunque comenzaron bajo el nombre de «fiestas de aguinaldo», las cuales se realizaban con el recordatorio de parajes del nacimiento del Niño Jesús. 

Después de estas reuniones se daban regalos a los indígenas que acudían a este llamado de participación, quienes festejaban durante el invierno («Panquetzaliztli»), el advenimiento de Huitzilopochtli, Dios de la guerra azteca. 

Los religiosos agustinos sustituyeron la imagen de Huitzilopochtli por la de José y María. 

Durante estos días de posadas, muchas de las calles de México exhiben coloridos faroles y todo tipo de adornos alusivos a la Navidad. 

Volver a disfrutar una posada es para Isabel un respiro, después de haber perdido a tres familiares por la pandemia, pero también una esperanza de que la pandemia termine pronto. 

«Espero que ante todo tengan salud porque sin salud no podemos hacer nada. Que esto ya se acabe lo más pronto que se pueda», concluye.