La verdad sobre el campo vs el discurso del presidente

  • Segunda y última parte
La verdad sobre el campo vs el discurso del presidente

Es decir, que los campesinos pobres y los jornaleros del sur sostienen con su trabajo mal pagado el éxito de la agricultura de exportación del norte.

El estudio “Los efectos del presupuesto en el sector rural”, de la organización civil FUNDAR, dice que la inversión oficial en el campo “tiene dos características: que el 52.7% se concentra en las entidades del Norte y el Occidente del país, específicamente en Sinaloa, Jalisco, Chihuahua, Sonora, Michoacán, Guanajuato y Tamaulipas (…)” La otra característica es que el resto del financiamiento, menos del 30%, se destina a estados del Sur: Guerrero, Oaxaca, Chiapas, entre otros.

Aquí volvemos a comprobar que el sur empobrecido subsidia al norte desarrollado, por supuesto con la ayuda de todos los Gobiernos, incluido el actual). “Además, este financiamiento presenta una alta regresividad, especialmente en FIRA, donde las y los productores de más altos ingresos, que representan el 3.3% de las unidades de producción, recibieron el 59.3% del financiamiento que otorga esa institución”. El abandono de los campesinos pobres y los jornaleros no es un simple error del Gobierno, es un plan premeditado para favorecer la agricultura capitalista a expensas de la de autoconsumo. (Toda la información anterior está tomada del reportaje de Trinidad González, publicado en el semanario Buzos de la Noticia N° 997).

Esta es la feroz realidad del campo y los campesinos, una realidad que no respalda, de ningún modo, los cantos de victoria del presidente por su política de “apoyos directos, sin intermediarios corruptos”, que acaba de desenterrar para consumo de su público cautivo. Antes de terminar, hay dos aspectos más de esta amarga realidad. En un artículo publicado también en Buzos y titulado “Una economía enferma, un país vulnerable”, el Dr. Abel Pérez Zamorano resume así el fruto final de la política agrícola de la 4T: “Tampoco es para regocijarse que las importaciones de alimentos vayan a la alza, no obstante los discursos de soberanía alimentaria, «discursos comestibles»: «La caída en la producción de granos básicos como el maíz, trigo, sorgo y frijol ha propiciado que México registre récords en importaciones de esos productos (…) en los primeros cinco meses del año, el país ha importado 16.7 millones de toneladas de granos básicos, de acuerdo con datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) (…) un incremento histórico de 13.6% en las importaciones de granos y oleaginosas respecto al mismo periodo de 2020 (…)” (El Sol de México, 21 de junio de 2021). ¿A dónde se fueron los éxitos de la política agrícola de la 4T? Solo vemos mayor dependencia alimentaria respecto a EE. UU., peligrosa situación que nos explotará en la cara el día menos pensado.

Finalmente, Homero Aguirre, en su artículo semanal “El grito infantil que nadie oye en la 4T”, dice: “…en palabras del «Reporte Anual 2020 sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil», elaborado por el Departamento del Trabajo estadounidense, «Hay menores en México que son sometidos a las peores formas de trabajo infantil, entre ellas la explotación sexual con fines comerciales, a veces como consecuencia de la trata de personas, y a actividades ilícitas, como la producción y el tráfico de drogas. Los niños también realizan tareas peligrosas en la agricultura, entre otras, en la producción de chile, café, caña de azúcar y tomates»”. (Son los pequeños hijos e hijas de los jornaleros trashumantes que laboran en los campos agrícolas del norte sin ningún tipo de protección laboral. ACM). “Los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI 2019), financiada por el Departamento de Trabajo de los EE. UU. (…) También indican que el 52% de los niños trabajadores realizan trabajos peligrosos y el 25% de los niños trabajadores no asisten a la escuela. (…)”.

Esta dura realidad es la que explica que, últimamente, al presidente lo reciben las masas inconformes con quejas, peticiones y manifestaciones de protesta donde quiera que va. No son las organizaciones corruptas, dolidas porque les quitó los “moches”, como dijo el domingo reciente en Huauchinango,

Puebla; son los agraviados por la parcialidad de sus operadores en campo y por el incumplimiento total de sus promesas de ayuda, tal como se lo dijeron de frente los damnificados del huracán Grace. No había por qué meter con calzador a Antorcha Campesina; el presidente solo trató de hurtar el cuerpo a su responsabilidad personal, como lo hace siempre en casos parecidos. Los antorchistas no se esconden nunca cuando salen a protestar; no tienen motivos para hacerlo y prefieren que el país entero sepa de su lucha y de la razón que les asiste. Todos saben esto, y si a pesar de saberlo siguen fingiendo esfuerzo para “descubrirlos” y “denunciarlos”, es porque pretenden usarlos como chivos expiatorios de culpas ajenas. Como en Huauchinango. Y como este sucio juego de manos puede repetirse en circunstancias más graves y comprometidas, creo mi obligación el deslinde claro y definitivo de acciones como la del domingo. Ahora que todavía hay oportunidad de hacerlo.
Que conste.