El lago de los cisnes cautiva a público capitalino

El virtuosismo técnico de la escuela rusa se hizo presente la víspera durante el debut en México de la compañía Russian Classical Ballet, que ofreció su primera función de El lago de los cisnes en el Centro Cultural Teatro 1.
Ante el aforo del recinto capitalino, la agrupación, que abrió una fecha más aquí para el próximo 3 de junio, cautivó con su dominio dancístico al público, que en reiteradas ocasiones ovacionó a los bailarines. Acompañados por una escenografía sencilla, en la que se apreciaba un castillo o un gran bosque, los protagonistas Iryna Khandazhevska y Anatoli Khandazhevskyi brillaron por la sutilidad y la fuerza de sus movimientos. Ataviados con elegantes atuendos, sobre todo Khandazhevska (Odette) y Khandazhevski (Príncipe Sigfrido), los bailarines sorprendieron por su destacada actuación. Al bailar un solo, Alexandr Tarasov (Rothbart, el mago endemoniado) mostró su potencial, facultad que fue premiada con sonados ovaciones. Sin embargo, uno de los momentos más sublimes de la presentación fue cuando, aún sin terminar completamente el cuadro coreográfico, Odette bailaba como un pétalo de rosa al lado del Príncipe Sigfrido, ofreciendo una interpretación por más romántica. «El lago de los cisnes» es un clásico que toda compañía tiene en su repertorio, sin embargo, la agrupación rusa ha cambiado el final de este ballet. Con música de Piotr Ilich Tchaikovsky, la pieza trata del momento justo en el que la Reina le otorga a su hijo, el Príncipe Sigfrido, un arco a manera de recordarle que su infancia ha pasado y que tiene que pensar en su boda, por lo que al siguiente día, habrá un baile para que elija a la que será su esposa.
Al atardecer, Sigfrido ve a los cisnes que vuelan hacia el lago y atraído por su belleza se va detrás de ellos. Al salir a la orilla, los cisnes se transforman en doncellas y Sigfrido baja su arco fascinado por la belleza de la reina de los cisnes. Odette le cuenta que las jóvenes son víctimas de un mago endemoniado y que sólo la fuerza del amor y la devoción eterna pueden librarlas del maleficio.