Aeropuertos en Brasil, un reto para los aficionados

Los aficionados que llegan a Brasil han enfrentado diversos retos a su llegada, el primero, abrirse paso en los aeropuertos debido a la falta de señala-mientos y poca afluencia de taxis que hay disponibles.
Las autoridades brasileñas insisten que poco a poco los servicios se regularizarán en las terminales aéreas; sin embargo, los pasajeros siguen enfrentándose a contrariedades en el cronograma de obras respecto del Mundial.
La terminal de Guarulhos, nueva construcción que costó unos mil 300 millones de dólares apenas funciona a un cuarto de su capacidad, además, los viajeros tienen que luchar contra la mala iluminación y con un estilo arquitectónico de hace más de tres décadas.
A menos de tres días del partido inaugural en Sao Paulo entre Croacia y Brasil, los fans han tardado hasta dos horas para esperar un taxi.
Expertos aseguran que la culpa recae en una mala planificación y la excesiva burocracia gubernamental.
Además, el proceso de privatización de los aeropuertos se tardó demasiado para comenzar los trabajos de modernización.
La presidenta Dilma Rousseff ha rechazado las críticas de que el país no estaba preparado y ha recordado sus propias experiencias como jefa de estado, en la que ha quedado atrapada en embotellamientos de tráfico en Londres.
Encontrar enchufes eléctricos o una red Wi-Fi que funcione en algún aeropuerto es prácticamente difícil de localiar.
Los viajantes que no hablen algo de portugués pueden tener dificultades para entender a las autoridades locales.
No hay anuncios en otros idiomas, ni impresos ni en los altavoces.