
Cuánta falta y cuán necesario sería tener una reflexión a fondo y un debate de carácter ideológico y político para analizar dónde estamos y hacia a dónde va el Mundo. Hoy resultaría de gran utilidad desentrañar el fondo de los porqués del gran fracasó del Sistema Capitalismo Liberal y, por supuesto, se antojaría debatir las causas del fracaso brutal del Sistema del Socialismo Real. También, y de manera superlativa, sería muy oportuno abundar en el análisis del porqué han fracasado las políticas y las estrategias que han IMPUESTO -que no “propuesto”, aclaro- al mundo los países que detentan el poder global dado que en ese rubro, por ejemplo, los indicadores de pobreza mundiales lo dicen todo y son abrumadoramente desfavorables; pero por desgracia no hay tiempo para ello porque el ritmo del cambio es vertiginoso y ya está en marcha. Lo que sí es evidente y hay que tener claro es lo que con contundencia nos señala el economista español Pedro García Olivo cuando afirma que ese Sistema Capitalista “había prometido la prosperidad, el bienestar, el abatimiento de la penuria, el desahogo material de las poblaciones, una vida digna sobre la base de una cancelación del hambre y de la indefensión ante la enfermedad, etc. y ni siquiera ha conseguido eso en sus dominios, en el mundo occidental” y que “hace mucho tiempo que el Capitalismo fracasó fuera de su ‘patria’ (el Norte), y no admite discusión su responsabilidad en la miseria y el terror de la mayor parte del Planeta”. Ante esa realidad alarmante y en un contexto, sin duda, acotado por la interdependencia económica que tenemos con la principal potencia política, económica y militar del Mundo que es Estados Unidos de América, un nuevo modelo de desarrollo económico equilibrado es lo que en México impulsado con políticas públicas muy claras por parte de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
De manera realista y patriota, la Presidenta de la República promueve e implementa un modelo económico que pretende atender con eficacia las carencias sociales a partir del fortalecimiento institucional del Estado, así como proteger los derechos humanos y políticos de carácter democrático. Las políticas y estrategias que se derivan de El Plan México tienden a fomentar un modelo de desarrollo equilibrado en donde se profundiza la colaboración con el sector privado y se fortalece la participación del Estado en la planeación del desarrollo. Entender los estrechos márgenes de maniobra que tenemos y lo que el despliegue estratégico de las acciones puede generar como resultado de estas es fundamental para que todos contribuyamos a construir las bases de esta etapa que será definitoria para nuestro presente y el futuro, por lo menos, de este siglo, para la Nación.
Es por ello que se requiere que todos estemos en la misma sintonía y sepamos hacia adónde vamos. Entender que debemos movernos rápido ante la velocidad de los cambios que está viviendo el mundo. Saber que la llamada “Guerra Comercial” emprendida y reafirmada apenas hace unos días por Donald Trump lo que nos esta proponiendo es un cambio de paradigma y que se trata de un juego nuevo, por cierto muy diferente en el que estamos insertos y en el que estábamos acostumbrados a jugar con reglas que ya no existen. Por lo tanto, tener muy claros nuestros objetivos y ser persistentes en su consecución es esencial: Lograr un crecimiento económico y que éste no se concentre en unos cuantos sectores o regiones; generar empleos bien pagados y de calidad para elevar el nivel de vida de la gente; fortalecer las condiciones de igualdad de oportunidades para todos y concebir que para ello tenemos que invertir en educación y capacitación, y reencauzarla de acuerdo a las nuevas dinámicas productivas; traducir los beneficios económicos en bienestar social y prosperidad compartida.
Todo es estrategia, tiempo y circunstancia. A la Presidenta Claudia Sheinbaum y a los mexicanos nos toca consolidar nuestras posibilidades de desarrollo integral para la Nación. La ruta está determinada en El Plan México, el Modelo de Desarrollo Económico Equilibrado en marcha y en su esencia se plantea evitar las distorsiones que ocasionó seguir a ciegas las “recetas del Imperio” y proteger la planta productiva nacional en coordinación entre el Estado y la iniciativa privada, al tiempo que salvaguardamos soberanía y libertades. Sin duda, son tiempos de definiciones y de decisiones, y el gobierno de Segundo Piso de la Cuarta Transformación ha convocado a la unidad nacional para defender los intereses de todos los mexicanos en un nuevo contexto político.



