Por: El Diablo Cojuelo

VIOLENCIA – Los bares y antros de San Luis Potosí continúan siendo escenarios de violencia que preocupan a la ciudadanía. La reciente balacera en la colonia Jacarandas, donde un hombre perdió la vida y otro resultó lesionado, evidencia que estos hechos no son aislados, sino parte de un patrón que afecta a clientes y vecinos por igual. La ausencia de controles efectivos y de protocolos de seguridad visibles genera miedo y vulnerabilidad, especialmente en horarios nocturnos. Los ciudadanos reclaman medidas preventivas que impidan que estos lugares se conviertan en focos de riesgo constante. La situación obliga a cuestionar la supervisión de los establecimientos: no basta con sancionar tras los incidentes, sino que se requieren regulaciones estrictas, inspecciones permanentes y coordinación con la comunidad. Solo así los espacios de entretenimiento podrán ser disfrutados sin poner en riesgo vidas humanas. La violencia en antros y bares es un llamado urgente a fortalecer la prevención y la seguridad en la capital potosina.
ALERTA CIUDADANA – El crecimiento de antros en ciertas zonas de San Luis Potosí ha generado preocupación, especialmente por su cercanía a áreas residenciales. Los incidentes recientes evidencian que la diversión nocturna se ha vuelto un riesgo; desde el Caso Rich en 2024, que reveló que muchos establecimientos operan sin licencias vigentes o sin cumplir con las normativas de seguridad, ya en 2025 en el que un hombre regresó armado tras un conflicto, hasta las peleas en antros como Sala de Despecho en septiembre de 2025,. La situación se agrava cuando clientes son expulsados y regresan con armas para tomar represalias, generando pánico entre asistentes y vecinos. A pesar de los operativos de clausura y refuerzo de seguridad, la supervisión por parte de las autoridades municipales no resulta suficiente ni efectiva. La ciudadanía exige protocolos claros, monitoreo constante y medidas preventivas para que los espacios de entretenimiento puedan coexistir con la seguridad de quienes viven y transitan en la zona.
ZANJAS– Las recientes lluvias han puesto en evidencia la fragilidad de las calles de San Luis Potosí, especialmente en las zonas poniente y oriente de la capital. Vecinos y automovilistas reportan baches que dificultan la circulación y representan un riesgo constante para conductores y peatones. Los reportes llegan desde áreas cercanas a Villa Magna, el acceso norte y el Centro Histórico, mostrando que el problema no es aislado, sino generalizado. La presencia de estos hoyos aumenta el desgaste de los vehículos y eleva la probabilidad de accidentes, obligando a los ciudadanos a maniobrar con cuidado en calles que deberían ser seguras. Mientras la población busca rutas alternas y soluciones provisionales, queda en evidencia la necesidad de un mantenimiento integral y continuo del pavimento. Los baches reflejan la falta de atención a la infraestructura urbana, recordando que la seguridad vial depende tanto del comportamiento de los conductores como del cuidado de las calles que transitan a diario.
AGUA – El anuncio de un posible aumento anual de 3.25 % en las tarifas de agua para 2026 representa un nuevo golpe al bolsillo de los potosinos, justo cuando muchas colonias enfrentan falta de suministro constante, pavimentación deficiente y drenajes inadecuados. La propuesta de la Comisión del Agua, que toma como referencia el Índice Nacional de Precios al Productor, pretende dar estabilidad a los organismos operadores, pero no atiende la realidad de quienes pagan por un servicio que muchas veces no reciben en cantidad ni calidad suficiente. Muchas inconformidades se han denunciado con, la falta de agua, los cortes constantes y filtraciones de aguas negras, mientras los costos aumentan. El incremento proyectado refleja la desconexión entre decisiones legislativas y las necesidades reales de la ciudadanía, obligando a los usuarios a asumir gastos que deberían traducirse en mejoras tangibles y no en mayores cargas sin resultados visibles.
MIEDO– La falta de luminarias en calles y avenidas de San Luis Potosí aumenta la sensación de vulnerabilidad entre la población. Un alto porcentaje de habitantes teme ser víctima de un delito al transitar por zonas oscuras, por lo que se ven obligados a modificar sus rutinas, evitar ciertos horarios nocturnos o rodear calles por temor a agresiones. Esta carencia de alumbrado no solo afecta la percepción de seguridad, sino que también facilita actos delictivos como robos y asaltos. La ciudadanía exige atención urgente, pues la prevención debería ser una prioridad antes que la reacción tras los hechos. Mantener calles iluminadas es una medida básica que protege vidas, promueve la movilidad segura y genera confianza en el entorno urbano. Mientras los potosinos ajustan sus hábitos por miedo, la infraestructura insuficiente refleja una necesidad crítica de políticas públicas enfocadas en seguridad y bienestar de quienes habitan la capital.
DISPAREJO– El abandono de calles y el deterioro del pavimento en San Luis Potosí se hacen evidentes en zonas como el Centro Histórico, especialmente cerca de la calle Juan Sarabia. Los adoquines hundidos, baches y banquetas dañadas no solo dificultan la movilidad de peatones y automovilistas, sino que también representan un riesgo constante de accidentes y caídas. Esta situación refleja años de mantenimiento insuficiente y de infraestructura que no se adapta a las necesidades reales de la ciudadanía. Vecinos y transeúntes se ven obligados a sortear obstáculos mientras ajustan sus rutas por seguridad, generando un desgaste cotidiano y un sentimiento de abandono. La falta de atención a estas calles históricas afecta la estética urbana, la seguridad vial y la confianza de la población en el entorno. El Centro Histórico debería ser un referente de conservación, no un espacio donde la negligencia pone en riesgo a quienes lo habitan y transitan.
SANITARIO – Las coladeras inundadas cerca de las afueras de la caseta de la DGSPM en el Eje Víal Juan Sarbia, llevan años sin recibir mantenimiento, lo que ha generado un mal olor persistente y líquidos residuales estancados sobre el eje vial. La falta de desazolve convierte la zona en un foco de contaminación y proliferación de bacterias, provocando alergias y afectaciones respiratorias entre los vecinos y transeúntes. Este descuido no solo representa un problema de salud pública, sino también un riesgo para los automovilistas que circulan por el área, especialmente durante lluvias, cuando los desbordamientos empeoran la situación. La acumulación de agua y desechos evidencia la necesidad de atención inmediata y constante, así como de un plan integral de limpieza y mantenimiento de la infraestructura urbana. La falta de acción prolongada refleja la ausencia de un seguimiento adecuado, dejando a los ciudadanos enfrentar los problemas que deberían resolverse de manera preventiva.



