Interapas y Ayuntamiento acumulan denuncias ciudadanas sin solución

En pleno Centro Histórico decenas de familias viven atrapadas entre el hedor por drenaje colapsado en Víctor Rosales y Benigno Arriaga que despide las aguas negras; el organismo y Municipio batean las querellas

Colonos indignados aseguran que Interapas ha ignorado sistemáticamente las solicitudes de atención al igual que el Ayuntamiento capitalino

En pleno corazón urbano, entre las calles Víctor Rosales y Benigno Arriaga, decenas de familias viven atrapadas entre el hedor y la desesperación. El drenaje colapsó hace semanas y, aunque los reportes ciudadanos se multiplican, las aguas negras siguen brotando desde los registros dentro de las casas. Los vecinos denuncian que Interapas y el Ayuntamiento prometieron resolver el problema con la obra hidráulica de la calle Zapata, pero la realidad muestra un abandono que se mide en litros de agua contaminada y pisos inundados cada día.

El recorrido por la zona revela un paisaje deteriorado: banquetas resquebrajadas, charcos oscuros que se extienden hasta media calle y viviendas con marcas de humedad en las paredes. Las familias improvisan barreras con costales y tablas, mientras limpian una y otra vez con cloro para contener el olor. “Esto ya es una pesadilla, ni dormir se puede por el olor”, lamenta una vecina que asegura haber hecho más de cinco reportes sin recibir respuesta alguna.

Los colonos aseguran que Interapas ha ignorado sistemáticamente las solicitudes de atención. A través del programa Fuga Cero y del departamento de Atención Ciudadana del Ayuntamiento, han enviado fotos, videos y ubicaciones exactas del problema, pero nunca se ha presentado el camión Vactor ni los trabajadores conocidos como “varilleros”, responsables del desazolve. “Solo contestan los reportes con un folio, pero nadie viene. Ya ni creemos que los lean”, afirma otro vecino que conserva las capturas de pantalla como evidencia.

El problema, señalan, no es reciente. Vecinos mayores recuerdan que la red sanitaria fue instalada hace más de tres décadas y jamás ha recibido mantenimiento profundo. Con la reciente obra en la calle Zapata, las autoridades afirmaron que se mejoraría el flujo del drenaje, pero ocurrió lo contrario: el agua residual se acumula y rebota hacia las viviendas más bajas. Ingenieros consultados por este medio aseguran que podría existir una conexión mal diseñada o un colapso parcial en el colector principal.

El equipo de este reportaje constató que el agua brota incluso en condiciones de clima seco, lo que descarta que se trate únicamente de saturación por lluvias. La falta de mantenimiento estructural y la acumulación de residuos parecen haber sellado los tubos, provocando una presión inversa que expulsa los desechos hacia los hogares. En algunos puntos, los pozos de visita están cubiertos de tierra y escombros, imposibilitando cualquier salida del flujo sanitario.

Mientras tanto, el riesgo sanitario crece. Los habitantes temen brotes de enfermedades gastrointestinales o dermatológicas, especialmente entre niños y adultos mayores. El olor agrio del drenaje impregna los patios, y los insectos proliferan en las zonas inundadas. “Nos piden cuidar el agua, pero no pueden ni con el drenaje”, reclama una comerciante que ha perdido clientela por las condiciones insalubres frente a su local. La desesperación se mezcla con la resignación, y el hartazgo se siente en cada testimonio.

Además del impacto sanitario, hay un costo económico que nadie asume. Las filtraciones deterioran los cimientos de las viviendas, los pisos se levantan, las paredes se manchan y los electrodomésticos sufren daños. Varios vecinos han tenido que pagar por limpiezas privadas de drenaje, con tarifas que superan los mil pesos por visita, mientras Interapas continúa sin intervenir. “Pagamos el servicio, pero vivimos entre desechos”, denuncian los colonos, quienes planean documentar los daños para presentar una queja formal.