Asaltan Café Cortáo, otra historia más de inseguridad en la Capital

Delincuentes armados despojan de sus pertenencias a comensales; el hecho contradice el discurso de seguridad del alcalde Galindo

La tarde de este miércoles, el Café Cortado, uno de los establecimientos más concurridos del centro histórico potosino, fue escenario de un violento asalto a mano armada. Dos sujetos, uno de ellos portando un arma de fuego, irrumpieron en el local y despojaron de sus pertenencias a los comensales, generando pánico entre clientes y empleados.

El hecho ocurrió a plena luz del día, en una de las zonas más transitadas y supuestamente resguardadas de la ciudad. Testigos afirman que los delincuentes actuaron con total impunidad, huyendo antes de que llegaran elementos de seguridad. Hasta el momento, no se ha informado sobre personas detenidas.

Lo que ha causado mayor indignación social es que este hecho ocurrió pocas horas después de que el alcalde Enrique Galindo Ceballos declarara ante medios de comunicación que la capital vive un ambiente de tranquilidad, asegurando que su estrategia de seguridad “ha dado resultados positivos”.

Sin embargo, el asalto al Café Cortado evidencia lo contrario: la creciente vulnerabilidad incluso en espacios públicos, turísticos y céntricos, donde debería haber mayor presencia policial. La ciudadanía cuestiona cómo pueden estar seguras las colonias periféricas, barrios populares o zonas conflictivas si ni el corazón de la ciudad está protegido.

Pequeños y medianos negocios del Centro Histórico han manifestado su preocupación ante el aumento de robos y la falta de vigilancia constante. “La inseguridad ya alcanzó lugares donde antes nos sentíamos tranquilos. Hoy, cualquiera puede ser víctima sin importar dónde esté”, comentó uno de los locatarios de la zona.

Vecinos y comerciantes aseguran que las cámaras de videovigilancia no funcionan o no están conectadas a un sistema de respuesta inmediata. La confianza en las autoridades municipales ha ido menguando, mientras se acumulan los casos de robos, asaltos y violencia sin una estrategia clara de contención.

El discurso oficial ha quedado rebasado por los hechos. Mientras Galindo presume supuestos avances, la percepción ciudadana es otra: inseguridad, impunidad y una falta evidente de coordinación entre cuerpos policiacos municipales y estatales.

Este suceso vuelve a encender las alarmas sobre la necesidad de una política pública de seguridad realmente eficaz, no basada en discursos, sino en resultados visibles para la ciudadanía. El centro histórico, patrimonio cultural y motor económico, no puede seguir desprotegido.