La Casa Blanca dio marcha atrás en los gravámenes más elevados, ya que los costos de una guerra comercial total con Pekín amenazaban el crecimiento económico mundial

Estados Unidos y China dieron el lunes un paso para apaciguar la guerra comercial que amenaza a las dos mayores economías del mundo, al acordar reducir temporalmente los aranceles de castigo que se han impuesto la una a la otra.
La medida de Estados Unidos, después de que el presidente Donald Trump declarara en repetidas ocasiones que no reduciría los aranceles sin concesiones por parte de China, representó un reconocimiento de los costos de una guerra comercial total con este país. A pesar de las fanfarronerías de la Casa Blanca, el gobierno de Trump acabó desistiendo, por ahora, de los aranceles más elevados, y acordó mantener conversaciones más formales con Pekín después de que las empresas y los consumidores empezaran a mostrar signos de tensión económica.
“No queremos perjudicar a China”, dijo Trump el lunes en la Casa Blanca.
Explicando que muchos de los aranceles que impuso siguen en vigor, Trump dijo que las conversaciones se centrarían en parte en “abrir” China a las empresas estadounidenses. Dijo que esperaba hablar con el presidente chino, Xi Jinping, a finales de esta semana, pero que llegar a un acuerdo completo por escrito tomaría un tiempo.
En una declaración conjunta publicada a primera hora del día, Estados Unidos y China dijeron que suspenderán sus respectivos aranceles durante 90 días y continuarán las negociaciones que habían iniciado este fin de semana. Según el acuerdo, Estados Unidos reduciría el arancel sobre las importaciones chinas del 145 por ciento actual al 30 por ciento, mientras que China bajaría su arancel sobre los productos estadounidenses del 125 por ciento al 10 por ciento.
El resultado del frenético fin de semana de negociaciones en Suiza situó los tipos arancelarios cerca de donde estaban antes de que Trump los elevara el 2 de abril, que denominó el “Día de la Liberación”.
Sin embargo, las conversaciones no parecieron arrojar ninguna concesión significativa más allá de un acuerdo para continuar las negociaciones.
“Llegamos a la conclusión de que tenemos un interés compartido”, dijo el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en una conferencia de prensa en Ginebra, donde funcionarios estadounidenses y chinos se reunieron durante el fin de semana. “El consenso de ambas delegaciones es que ninguna de las partes quería una separación”, dijo.