Desde temprano no se hicieron esperar las visitas en panteones a las madres que hoy ya no están físicamente, más permanecen en el recuerdo de sus familiares

En un 10 de mayo más, en el que se celebra el Día de las Madres en México, las flores, globos, veladoras y otras ofrendas, no destacaron en algunos panteones de la zona metropolitana para traer a las mamás ya no están físicamente, más permanecen en el recuerdo de sus familiares al pasar del tiempo.
En el panteón de El Saucito como ya es tradición, desde temprano comenzó la afluencia de personas que llevaban desde flores, hasta pasteles para festejar a sus madres que ya descansan en la eternidad.
Entre los principales productos que ofertaron los comerciantes, fueron las flores, de las más solicitadas las rosas blancas, rojas y rosas, girasoles y margaritas ; además de globos de helio con frases alusivas a la fecha y peluches.
En los panteones de Soledad de Graciano Sánchez, se ha vuelto tradición que incluso familias lleven serenata a sus madres al sol del mariachi, como muestra de gratitud por la ardua labor que desempeñaron en vida y para aludir al recuerdo devolviendo solo un poco del amor que ellas les brindaron.

En el cementerio de El Saucito, desde Servicios Municipales indicaron que este año esperan una ocupación del 60 por ciento en los panteones durante el fin de semana con motivo de la celebración en los tres cementerios municipales, siendo El Saucito el de mayor afluencia.
Remontándonos a la historia, se dice que en México, el Día de las Madres comenzó a celebrarse en el año de 1922, esto tras la iniciativa de Rafael Alducin, director del diario Excélsior, quien promovió la instauración de la festividad a nivel nacional; propuesta que recibió el respaldo del entonces secretario de Educación, José Vasconcelos, esto según la revista UNAM Global de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En medio de un clima de división, en el que se hicieron visibles las manifestaciones feministas por la planificación familiar y el control natal, lo que generó una fuerte oposición por parte de la Iglesia católica.
Por lo que entre la propuesta se escogió a mayo por ser el mes consagrado a la Virgen y el 10, según se dice en una de las versiones, porque en aquella época en México se pagaba en las decenas.
Sin embargo, al día de hoy el festejo se ha convertido en una arraigada tradición que reconoce el papel de las madres; desde el movimiento feminista no se han dejado de enmarcar en esta fecha los desafíos que persisten en torno a la equidad de género y los roles asignados a las mujeres, tomando la oportunidad también para cuestionar el tradicional discurso y narrativa bajo la celebración, con el fin de concientizar sobre la labor de la mujer y la necesidad de avanzar hacia una valoración más justa.