Más de mil mujeres en la Guardia Civil Estatal combinan la maternidad con el compromiso de salvaguardar la seguridad pública, incluso en fechas tan significativas como el Día de las Madres.
Para las mujeres que forman parte de la Guardia Civil Estatal (GCE), este 10 de mayo no será un día de descanso ni de celebración tradicional. Muchas de ellas estarán lejos de casa, portando su uniforme, equipadas con botas, guantes y armamento, listas para patrullar las calles del estado y velar por la seguridad de sus familias y de todas y todos los potosinos.
Lejos de una jornada festiva, este día representa para ellas una muestra del compromiso que asumen diariamente. Son madres que, a pesar del riesgo, el sacrificio y la distancia, han decidido servir con responsabilidad y disciplina, siendo ejemplo para sus hijas e hijos, quienes ven en ellas a una figura de fortaleza, amor y entrega incondicional.
Maricela Ramos García, jefa de la Policía Procesal, comparte que lo más complicado de su labor no son los operativos ni el estrés cotidiano, sino estar ausente en momentos clave para sus hijas. Sin embargo, asume con orgullo su papel, convencida de que su trabajo contribuye a un mejor entorno para las nuevas generaciones.
Cristal, oficial asignada a Operaciones Especiales en la región Media, relata lo difícil que es salir de casa sin saber si regresará con bien. Cada misión representa un reto, pero su motivación es firme: ofrecerles a sus hijos un futuro más seguro y convertirse en un modelo de esfuerzo, superación y amor incondicional.
Por su parte, Diana Morán, destacada en la sección de motociclistas, reconoce que combinar la labor policial con la maternidad no ha sido sencillo. Ha enfrentado desafíos personales y profesionales, pero siempre ha mantenido firme su convicción de guiar a sus tres hijos con amor, responsabilidad y valores firmes.
Estas historias reflejan la realidad de más de mil mujeres que trabajan en distintas áreas de la Guardia Civil Estatal. A pesar de sus diferencias, todas comparten el mismo espíritu de servicio, el compromiso con la seguridad pública y la convicción de que su labor también es una forma de proteger y honrar a sus familias.
La GCE reconoce la invaluable aportación de estas madres trabajadoras, cuyo esfuerzo cotidiano fortalece no solo a la institución, sino también al tejido social de San Luis Potosí. Su entrega y vocación dignifican el servicio público y dejan huella en cada comunidad donde cumplen su deber.
