En una visita fugaz a Pamplona, el entonces obispo de Chiclayo, Robert Prevost, ahora Papa León XIV, demostró su cercanía y compromiso con los miembros de su diócesis al celebrar el cumpleaños de un sacerdote.

Un 6 de febrero de 2015, el ahora Papa León XIV, en aquel entonces obispo de Chiclayo (Perú), tomó una decisión que sorprendió a quienes lo conocían. Mientras realizaba una escala en Madrid en su camino hacia Roma, decidió conducir hasta Pamplona, en el norte de España, para visitar a un sacerdote de su diócesis, Edward Tocto, quien estudiaba Derecho Canónico en la Universidad de Navarra. Lo hizo todo en el mismo día, lo que demostró no solo su cercanía, sino también su dedicación y cariño por los miembros de su comunidad.
Miguel Brugarolas, profesor y vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, recordó este gesto y compartió cómo fue el encuentro. Prevost, que llevaba solo unos meses como obispo de Chiclayo, no había tenido la oportunidad de conocer personalmente a Tocto, con quien se había comunicado solo por teléfono y correo. Sin embargo, al ser el cumpleaños del sacerdote, decidió viajar para felicitarlo y compartir una comida con él en una pequeña residencia sacerdotal de la ciudad.
La residencia, en la que solo vivían cuatro personas en ese momento, acogió a Prevost y a los demás residentes para un encuentro que fue breve pero significativo. Brugarolas señaló que fue un gesto “verdaderamente de amor” el que el obispo hiciera un viaje tan fugaz solo para estar con su sacerdote, algo que resaltó en su visita y que conmovió a quienes estuvieron presentes.
“Nos llamó la atención que hiciera un viaje tan fugaz para estar con uno de los sacerdotes de su diócesis”, comentó Brugarolas, quien además destacó las cualidades personales de Prevost. Afirmó que el actual Papa León XIV era un hombre “afable, cercano, un buen conversador” y que siempre mostró un gran interés por la preparación académica y espiritual de los sacerdotes.
En su visita, el entonces obispo de Chiclayo animó a los estudiantes a estudiar y prepararse adecuadamente para poder servir mejor a la misión de la Iglesia. Este gesto, además de su calidez y cercanía, quedó grabado en la memoria de los presentes, y hoy se recuerda como un ejemplo del carácter y dedicación del Papa León XIV, quien continuó mostrando su amor por la comunidad eclesiástica a lo largo de su vida.
Este tipo de anécdotas revela la humanidad y el compromiso del Papa, no solo en su rol como líder religioso, sino también en su trato personal con los miembros de la Iglesia, a quienes siempre ha considerado una familia cercana.