El proceso milenario de sucesión papal se activa tras la muerte del pontífice argentino.

Este miércoles, 133 cardenales se han encerrado en la Capilla Sixtina para dar inicio al cónclave, el ritual ancestral mediante el cual se elegirá al nuevo líder de los mil 400 millones de católicos en el mundo, tras la muerte del papa Francisco ocurrida el pasado 21 de abril.
El término «cónclave» proviene del latín cum clave —»bajo llave»— y representa el encierro riguroso de los cardenales electores, quienes no podrán salir del recinto ni comunicarse con el exterior hasta que haya humo blanco. Este sistema fue concebido en el siglo XIII para evitar presiones externas y acelerar la elección papal.
La elección se celebra en Roma, ciudad símbolo del martirio del apóstol San Pedro, el primer papa de la historia, y sede del Vaticano. Según las normas establecidas, el candidato elegido debe recibir una mayoría de dos tercios de los votos para ser proclamado pontífice.
La mirada del mundo católico se posa ahora sobre la Capilla Sixtina, donde, bajo el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, se decidirá el futuro de la Iglesia Católica.