Savonarola, el ‘Monje Loco’ que desafió al poder y fue consumido por el fuego

El periodista Horacio Rocha Staines lo describe como un personaje fascinante y contradictorio de la historia eclesiástica que quiso demasiado poder y pagó con su vida.

Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola, conocido como “el Monje Loco”, fue un fraile dominico cuya vida osciló entre la fe ascética, el poder político y la herejía. Su figura continúa despertando interés por su radicalismo moral y su trágico desenlace. El periodista Horacio Rocha Staines lo describe como “un personaje fascinante de la historia eclesiástica” y “un hombre que quiso demasiado poder y le costó la vida”.

Savonarola dejó los estudios de medicina para dedicarse a la teología. Su vida como predicador fue marcada por la austeridad y la denuncia frontal contra la corrupción eclesiástica y social. Esto le ganó el respaldo de los sectores populares de Florencia, quienes lo veían como un líder espiritual y social. Sin embargo, también fue severamente criticado por sus posturas extremistas.

Aunque fue confesor del influyente Lorenzo de Médici, Savonarola no dudó en confrontar públicamente a la familia Médici, acusándolos de prácticas corruptas y de haber alejado a Florencia de una vida piadosa. Su discurso lo convirtió en una figura incómoda para las élites políticas y religiosas de la época.

Su influencia no se limitó a la palabra. Como gobernante de facto de Florencia entre 1494 y 1498, implementó una severa reforma moral: cerró tabernas, prohibió el canto y el baile, e instauró la pena de muerte para la sodomía, cuyos acusados eran ejecutados públicamente. Esta política represiva le ganó tantos detractores como seguidores.

Uno de los actos más simbólicos de su mandato fue la organización de las llamadas “Hogueras de las Vanidades”, donde se destruían libros, espejos, perfumes, obras de arte y otros objetos considerados pecaminosos. El propósito era “purificar” a la sociedad florentina de la influencia del lujo y el hedonismo renacentista.

El papa Alejandro VI lo excomulgó en 1497, y en respuesta, Savonarola denunció al pontífice como falso papa y corrupto, escribiendo cartas a los príncipes cristianos. Afirmó incluso tener el don de hacer milagros. Ante ello, fue desafiado a una prueba de fuego, que nunca se llevó a cabo y que terminó por minar la fe de sus seguidores.

Tras ser arrestado, confesó bajo tortura haber fingido visiones y profecías. Fue condenado a muerte junto con dos seguidores. El 23 de mayo de 1498, Savonarola fue colgado y quemado en la hoguera en la Plaza de la Señoría. Sus cenizas fueron arrojadas al río Arno, en un intento de borrar su huella.

Pese a su caída, el legado de Savonarola persiste. Nicolás Maquiavelo lo mencionó en El Príncipe, y una placa en la Plaza de la Señoría marca el lugar exacto donde fue ejecutado. Su historia sigue generando debate sobre el poder, la fe, el fanatismo y la fragilidad de la autoridad moral en tiempos de crisis.

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