El Jalisciense sigue sin conseguir el nocaut pero vuelve a barrer la categoría de los supermedianos tras imponerse en 12 rounds
Desde el primer campanazo, el Canelo mostró la serenidad de un veterano. En el Round 1, llevó a Scull contra las cuerdas, aunque sin poder conectar con claridad. El cubano, veloz y escurridizo, se mantuvo en movimiento.
En los primeros episodios, Álvarez midió a su rival. En el Round 2, soportó sin dificultad un par de intentos del cubano y cerró castigando con un derechazo al cuerpo. El tercer asalto fue un capítulo de estudio, con Canelo evaluando cada movimiento del de Matanzas, quien intentaba penetrar la guardia del mexicano sin éxito.
El Round 4 presentó una ráfaga de intercambios. Scull buscó mantener la distancia, pero Canelo metió un efectivo 1-2 abajo y un derechazo que obligó a su oponente a responder. Reynoso, sabiendo que el ritmo favorecía al tapatío, aconsejaba sin urgencias: “Sin desesperarse, ya le pegaste dos abajo ahorita”.
En el quinto asalto, Canelo tomó la iniciativa e intentó acorralar a Scull. El cubano respondió con su mejor golpe del combate hasta entonces: un uppercut de derecha al rostro de Álvarez, que mantuvo la compostura. Scull comenzaba a dar muestras de fatiga en el Round 6, aunque todavía tenía energía para provocarlo. Reynoso, directo desde la esquina, le advirtió: “No lo dejes que se crezca. Déjalo que ande haciendo sus mamadas”. Canelo respondió con seguridad: “Voy ganando, ni modo que me lo gane así”.
El Round 7 fue uno de los más activos. Canelo buscó el gancho de izquierda, pero recibió un derechazo al rostro. Scull, confiado, conectó otro zurdazo, aunque sin consecuencias mayores. El mexicano se mantuvo paciente, con control y precisión, enfriando cada intento de rebelión.
Las tarjetas de los jueces (115-113, 116-112 y 119-109) reflejaron la superioridad táctica de Álvarez, que recupera el cinturón de la FIB y reafirma su estatus como el rostro indiscutido del boxeo mexicano.
